viernes, 12 de octubre de 2007

* ¿Postmodernidad??

¿Es la postmodernidad un invento para vender libros?
¿Es la postmodenidad una legitimación de la modernidad?
¿Es la postmodernidad una forma de llamar a algo qué no sabemos muy bien qué es pero que parece que ya no es como era antes...?

17 comentarios:

enbraxe dijo...

Puede que la pregunta no sea por qué los libros relacionados con la "posmodernidad" se venden, es decir, un prolemática de marketing. La pregunta puede ser, por qué la gente compra libros relacionados con la "posmodernidad", problemática de demanda de consumidores.
En el contexto de la posmodernidad (si asumimos el término) se ha inventado el término "posmodernidad" para poder responder a las expectativas explicativas de los individuos modernos. (Se ajustaría por tanto, a la tercera pregunta). Lo curioso es que si realmente hubiesemos asumido la posmodernidad no tendríamos necesidad de hablar de "posmodernidad". Es decir, la modernidad nos dice que "el todo" tenemos que explicarlo, la posmodernidad asume lo fragmentario, imposible -en principio- de asumirlo en todo.
Lo gracioso de todo esto es que los autores posmodernos -léase Bauman- se forran escribiendo libros sobre un fénomeno-adjetivo que creen extensible a toda condición posmoderna: en este caso, "lo líquido". En otros: simplemente "lo posmoderno".
Manda huevos, te dicen que todo es fragmentario, pero al decirlo niegan su condición fragmentaria, ya que asumen que "todo" tiene un elemento común: "lo fragmentario", "lo líquido", "lo posmoderno".

Los "posmodernos" son mentes superiores que escriben libros que son comprados por gente moderna. Son posmodernos pero actúan como modernos -aspiran a explicar el todo- para vender libros, todo por que existe un mercado.

(Una respuesta poco reflexiva, efimera, líquida, hostia!: posmoderna)

SaraLF dijo...

La postmodernidad quizás sea aquello que escapa a la definición precisamente porque una respuesta normativa la encerraría en una definición moderna. Alguien dice que “hay que sentirla” y aunque al principio me hizo gracia, tras enfrascarme en el intento de comprenderla no llego a otra conclusión que… tiene razón. Las explicaciones que le busco se me escurren de las manos y van tomando cuerpo(s) propios, modulándose en diferentes formas según en que momento o en que contexto, aunque a veces creo que, como todo, se pasan de rosca muchos denominados “postmodernos”, me parece que lo postmoderno se destaca precisamente porque ya está impregnando aquello que no se define como tal. ¿Quién puede defenderse totalmente desde parámetros típicamente modernos y no parecer un loco, o un bestia? ¿Cuántas de las ideas regaladas por los denominados postmodernos se han adherido automáticamente a nuestra forma de mirar según qué cosas? Aunque quizás no lo definamos como postmoderno, porque al apropiárselo otros contextos olvida la procedencia…

Yo no sabría definir postmoderno sin etiquetarlo, sin entregarlo a una suerte de esquemas, de conexiones y explicaciones que escaparan a su “liquidez” como refiere Enbraxe… quizás, la única forma de abrazar el término es, como decía este amigo, “sentirlo” o como hace Christian, simplemente formular preguntas, sin pretensión alguna de alcanzar respuestas…

SaraLF dijo...

P.S:
Conste q tengo fiebre, quizás haya afectado a dos cosas: el hecho de participar y el contenido de la participación ;)

Adrián Ruiz Ibáñez dijo...

La postmodernidad es un inveto para vender libros, es una excusa para que los parametros ya discutidos mil veces hablando de modernismo se reformulen vagamente y sean devueltos al mercado. Es como la pegatina de nuevo o el efecto de llamar a algo nuevo te venden un ordenador igual al que tienes al que le modifican vagamente, le ponen la pegatina de nuevo y ya te han echo entrar en el juego del consumo.
Dejo claro que mi comentario es algo crispado por que creo que la sociedad moderna ha evolucionado a cambiado, pero el cambio es tan significativo como para cambiar el termino que la describe ha habido alguna modificación de gran repercusión a nivel social, laboral, económico que nos haga pensar en un nuevo periodo histórico.

Bloggmaker dijo...

Una vez más nos encontraríamos ante la necesidad de decidir qué puede llegar a ser tan importante en el cambio constante de las sociedades a lo largo de la Historia como para marcar un punto de inflexión en el eje cronológico.El fuego, el hacha de sílex, la escritura, el vapor, el carbón, la lanzadera de hilo, la democracia... han ido dotando de una impronta propia a unas épocas. Qué dota a la post-modernidad de su post, ¿la aparición de los post-it? ¿La caída en la venta de libros? ¿El desarrollo de las telecomunicaciones con Internet y la telefonía móvil como puntas de lanza? ¿la "liquidez" social? Habrá que ir a quienes hablan de post-modernidad y ver cuáles son, según su criterio, los cambios que POST-modernizan.
Conste que lo de la venta de libros o de ordenadores, al igual que a Adri, también me toca los cojones. Pero me parece interesante saber por qué hay quiénes defienden desde ámbitos académicos (el marketing o la política ya tienen muy claros sus intereses)que vivimos en la POST-modernidad.

SaraLF dijo...

Bueno, no creo que sea un "todo o nada". Lo que yo creo es que bajo el nombre de posmodernidad (muchas más veces atribuido a que autoatribuido, por cierto) se han llegado a puntos y a reformulaciones de cuestiones muy importante, dejando atrás visiones muy poco elásticas de cuestiones que no son rígidas. Precisamente por eso me parece que no podemos dar una respuesta categórica a esta pregunta, se venden libros de muchas formas pero no creo que se pueda explicar algo tan complejo por un único factor...

Anónimo dijo...

"Yo me considero un posmoderno. Porque lo viejo no acaba de irse y lo nuevo no termina de llegar, el caso es que las preguntas que nos hacemos ya no pueden ser planteadas en términos de (la) modernidad. La contradicción se vuelven contradicciones, las verdades absolutas se tornan cuestiones imprecisas y todas las certezas se disuelven en el aire de la postmodernidad"-Juan Carlos Monedero. Esta es la definición de postmodernidad según un "posmoderno" teórico del Estado. Los postmodernos se distinguen (bajo mi punto de vista) por esos conceptos como "liquidez", "modernidad reflexiva", "otras contradicciones", "recuperación de la epistemología", incertidumbre de las conciencias, "redescubrir los espacios del poder" o "desbordar el Estado". Eso los que se (auto) consideran post-modernistas de oposición (es su caso o el de Boaventura de Sousa Santos), no los de sus "enemigos", posmodernos burgueses o conformistas. Su punto de vista es que se trata de una transformación desde el punto de vista metodológico (atendiendo a otras cuestiones, no las "tradicionales"). Mi punto de vista es que, no habiendo sido capaces de responder a cuestiones modernas relativamente claras (Igualdad, libertad, justicia, exclusión, inclusión...), aplican conceptos "alquilados" a algunos posmodernos incipientes (Foucault, Bourdieu, Habermas, Beck, Berger y Luckmann, Niklas Luhmann, Baudrillard o, incluso se atreven, Simone de Beauvoir). Lo más gracioso es que todas estas mentes "preclaras" volvieron a plantear las mismas preguntas (o similares) pero a través de otros instrumentos o de ciertas "variables" no descubiertas hasta entonces. Para algunos puede ser una "nueva forma de aproximación social"; para mí no es sino un romanticismo social inacabado. Utilizan el mismo relativismo del "yo" como protagonista que aplicaron otros autores; es "social" porque, de ser coherentes y aplicar al máximo su esquema, el relativismo planteado les llevaría al anarquismo, de izquierdas o, como Nozick o Bell (grandes "posmodernos") de derecha extrema (bueno, Bell menos), pero no estaría bien que unos intelectuales así se plantearan en esos términos. Otra característica bastante común es que, aunque sea básico para sus esquemas, los "posmodernos de palo" rechazan el "marxismo dogmático" como si fuera la peste, porque no tenían en cuenta la mujer, el otro, bla bla bla. Si leyesen un poquito bien el marxismo no dirían algunas tonterías tremendas; si hubiesen tenido en cuenta el feminismo crítico (no alguno complaciente) se darían cuenta de que están a años luz de su supuesta "innovación". Para mí, Postmodernismo significa una ocultación de las posibilidades reales de transformación, perdidos en cuestiones semánticas. Pero esta es la opinión de un compañero "moderno" en plena postmodernidad, y podría estar influído. Un abrazo, sociólog@s.

SaraLF dijo...

Lo del marxismo y el feminismo daría para otra discusión, pero el marxismo tal y como se ha planteado durante décadas excluía o ladeaba la lucha de las mujeres, así como las de las llamadas "minorías sexuales" y las de las prostitutas ni te cuento, o bien por considerarlas luchas o lujos burgueses o porque la Única Revolución iba lo primero... y todo lo demás era absolutamente secundario. No parece baladí que el propio Marx (según parece) la emprendiera contra su mujer y abusara de su "criada" hasta dejarla embarazada (obviamente, posteriormente él se deshizo del hijo bastardo), ni los mega esfuerzos que las mujeres pertenecientes a partidos y grupos comunistas tuvieron que hacer para por fin hacerse un hueco, que casi parecía que se lo "regalaban" o se lo "otorgaban" desde los "Partido"'s casi para que se callaran la boca. Está claro que si en algo el anarquismo ha ido siempre por delante, es en estos temas, aunque también ha tenido lo suyo, claro...
La necesaria "muerte del sujeto", como El Proletariado o desde luego La Mujer, ha traído al pensamiento un reconocimiento de la diversidad que se hacía necesario, y que otorgaba claves para actuar en ámbitos que, lo siento, pero al marxismo entendido de forma tradicional le venía grande: se le escapaba por todos lados. Obviamente esto también es una opinión personal... pero es que precisamente desde el feminismo yo creo que se pueden recoger muchas cosas del postmodernismo para hacerlo más fuerte, más abierto, y menos troglodita... afortunadamente el feminismo que yo he conocido ya no lee la situación del género/sexo como lo hacía el feminismo marxista, y esta nueva amplitud de miras permite una elasticidad necesaria, que nos lleva a poder incluir muchas y nuevas demandas ineludibles en la lucha feminista...

Anónimo dijo...

No he pretendido ofender a nadie, si lo he hecho lo lamento. Ahora bien, desde el marxismo ortodoxo y un poco inútil sí se ha podido entender el feminismo como una lucha "secundaria"; no creo que los hechos acaecidos en la vida de los autores/modelos científicos estudiados tengan mucho que ver, pero la agrupación de todo el "sujeto subversivo" en uno sólo era, a mi entender, cuestión de estrategia. Igual que no era muy coherente que anarquistas y trotskistas (lo dice un trosko) emprendieran una revolución en plena guerra civil, tampoco creo que fuera muy útil en medio del "grito oprimido" fragmentar la revolución en diversas perspectivas (ah, por cierto, la primera y más rotunda opinión opuesta al feminismo revolucionario fue Rosa Luxemburg, que también optaba por una vía "evolutiva"; pobre Clara Zetkin). Pero eso sí, se tendría que incluir al "todo revolucionario", en eso estoy de acuerdo. Ahora bien, planteo una cuestión (y una propuesta): "género, nación, pueblo..." son conceptos vagos que no pueden contrastarse ni siquiera de forma analítica. "Clase, sexo, Estado" son otra cosa. Mi opinión es que desde el feminismo, antes que eliminar el marxismo por "troglodita", tendríamos (sí tendríamos porque el feminismo no es una opción, es un "mínimo" democrático) que aproximar la noción marxista a la mujer. No, tranquil@s que no es dogma, ni significa que haya una coherencia evolutiva hacia una revolución. La situación de la mujer o la desigualdad de género, como prefiráis, ha sido la "historia de [otra] lucha de clases". Ahí seré tajante: no ha sido una indiferencia, exclusión, etc. NO, la mujer ha sido y es, lamentablemente, una clase oprimida, tan oprimida que "no existía". ¿Por qué clase? Es obvio, además de la desigualdad en la explotación de plusvalía salarial (en los casos que se produce), aparece la explotación doméstica (ignorada) que, a su vez, ha creado esa alienación de la mujer (qué curioso, el esquema marxista se reproduce mejor en las clases más oprimidas, como en este caso), haciéndola "desaparecer por completo" de la historia. Seamos coherentes, eso convenía a "todos"; es más fácil la reproducción del orden social que su cambio normativo/axiológico, y además hay que considerar que la explotación de clase, se tornaba a su vez una dominación (doméstica) de clase, lo cual no beneficiaba a su par masculino, sino que parte en dos la "contraclase", la clase trabajadora en sí (no el proletario hombre y machote que va a la fábrica mientras luego reproduce el orden de clase en su propio ámbito privado). La negación histórica de la mujer ha sido la gran coartada del capital y el gran defecto de una parte inmensa del "pensamiento" moderno. ¿Por qué si no, víctima y soporte del Estado Social, cuando se alza por la igualdad laboral, por el derecho al trabajo, en lugar del Estado o el empresario, lo que se parte es el salario de su "par"? (En partes desiguales, claro está) ¿Por qué antes con un salario (del "varón ganapán") había suficiente y ahora no hay con dos? Porque la mujer no se iguala al hombre, se rebajan los dos, cosa que para la igualdad intraclase está bien pero, además de que no es real esa igualdad, es "falsa consciencia" (desde el punto de vista de los intereses como clase emergente y "amenazante"). Que se haya tenido que alzar desde una posición de infraclase (más bien de no-clase) no significa que tienda a una revolución conjunta, antes al contrario. Igual que el marxismo torpón no entendía que el Estado de bienestar suponía (también) cierta "coherencia" lógica con los intereses de clase trabajadora (puesto que, como clase para sí, veíanse "aumentados" en sus intereses materiales aunque siguieran o sigamos explotados y alienados), quien no entienda la situación de clase de la mujer no comprenderá el porqué de los gritos por la igualdad salarial y laboral, por ejemplo, una vez que se hace "clase oída". De la misma forma que el "proletario", la mujer al considerar sus intereses de clase, puede lanzarse al monte o reivindicar la igualdad (formal) en el modo de producción capitalista. Pero son igualmente, movimientos "de clase", no es que el proletario masculino tenga prevalencia sobre su compañera proletaria. Es el penúltimo escalafón de la estratificación social del capitalismo (faltaría la racial, pero también es una posición de clase-Ver "Raza, nación y clase" de Ettienne Balibar e I. Wallerstein), a mi modo de ver; por ejemplo, ¿por qué la violencia en "general" se observa como enfermedad social y fallos del sistema y la de "género" no? Porque las mujeres (sí, sois diferentes ya, pero somos iguales) van "aparte": ¿igualdad de la mujer? todo el mundo de acuerdo...¿alguna vez se ha planteado en realidad lo que supondría el feminismo material? Desde mi postura, nada más conveniente...sería, sencillamente, el fin de la economía-mundo capitalista (puesto que, alcanzada la igualdad de intraclase, las contradicciones alcanzarían a una contraclase mayor...esperanzador) pero más allá de mis posiciones, entiendo perfectamente ciertos "mosqueos" con el marxismo rígido. Con lo que no estoy de acuerdo es con excluir la realidad social e histórica femenina, "sacarla" del feminismo: una negación de, y como, clase. La "identidad", "voz", etc. son importantes, pero antes se tendrá que producir cierta autonomía material, ¿o se va a seguir siendo dependiente del varón? (para una contradicción de clase feminista, observad si no los hechos de Puerto Real y las compañeras respectivas de los trabajadores del astillero). ¿Qué queremos, cambiar el orden "revolucionario"? Perfecto, mucho mejor. Pero eso sólo se hará si se reflejan los datos reales de la explotación de clase sufrida (por ejemplo, los "Techos de cristal"-Elena Casado).
Ah, esto desde una postura de "defensa" al marxismo; "el capitalismo niega a la mujer su condición personal, al expropiar su anterior dominio sobre los recursos económicos y domésticos, quedando sometida al sujeto alienado..." (Friedrich Engels, "El origen del Estado, la familia y la propiedad privada", es interesante, así veis que no todos los marxistas eran o somos malos compañer@s del feminismo).

SaraLF dijo...

No ofendes, por lo menos no a mi, no te preocupes. Si yo lo he hecho lo lamento también. Siendo sincera estoy hasta arriba y no me da tiempo a contestarte en condiciones, sólo aclarar que no es que no esté familiarizada con las teorías marxista-feministas y la teoría de mujer como otra clase, lo que pasa es que no me acaban de convencer, porque me parece que se saltan muchas cosas. Mismamente a un persona que nombras, Elena Casado, dudo mucho que siguiese todo tu razonamiento, y precisamente en muchos artículos de una línea suya y otras bastante parecidas se ve que la interpretación marxista, aunque funcional y a forma de esquema primero encaje, deja muchas cosas de lado, especialmente porque dificulta en parte muchas luchas feministas que ni de lejos tienen que ver con, por ejemplo, la igualdad... sé que esta respuesta es un poco chusca, pero si tengo tiempo cuando acabe este torbellino de trabajos trataré de responder en condiciones o mandar algo sobre mi posición en esto... Que por cierto... tenéis como 38 secciones y ninguna de género, mujeres o feminismo... :P

Anónimo dijo...

De feminismo no se dijo nada cuando se comentó lo del blog en El Escorial? Pues muy mal, además es un tema bastante interesante (todo sea por discutir, jejeje), independientemente de la perspectiva. Salud y buen día del señor...

Javier Rujas dijo...

Como otros términos usados por los sociólogos (ej.: “constructivismo”), la palabra “Post-modernidad” se ha tomado prestada del campo del arte y la arquitectura, aunque, por lo que he visto por la red hasta ahora, no tiene mucho que ver con el uso que se le da en sociología. Lo que está claro es que en los dos campos el término se refiere a una ruptura con la Modernidad o incluso, si nos atenemos al prefijo “post”, a una especie de superación de la misma. Sólo la palabra ha suscitado ya una gran polémica.
Desde un punto de vista meramente lingüístico, si nos fijamos en la etimología de la palabra Modernidad, vemos que lo moderno, del griego “modos” (= “de hoy”), se refiere de una forma general a lo actual, a lo que es propio del momento presente, por oposición a lo pasado. [no extraña la relación con la palabra moda] Sin embargo, parece que cada vez se pierde más este sentido en ciencias sociales (en la vida cotidiana sigue teniendo el mismo) y otros ámbitos de conocimiento autorizado. Lo moderno ha pasado a ser algo fijo, algo propio de un momento histórico delimitado y ya pasado para algunos. Deja de ser una referencia a un presente desplazable, que se encuentra siempre en la vanguardia, en el extremo abierto e inacabado del eje histórico, para convertirse en una piedra, en una estatua, en un estadio histórico pasado y definido por unos rasgos generales (forma) que marcaron su desarrollo (contenido). Sólo así parece razonable hablar de una Post-modernidad.
En parte para superar el problema lingüístico o simplemente para describir una realidad que aparece como nueva, se han desarrollado otros términos para designar más o menos lo mismo: “tardo-modernidad” o “modernidad tardía” (Habermas), “hipermodernidad” (Lipovetsky, entre otros), “sociedad del riesgo” (Beck), “sociedad del espectáculo” (Debord), “sociedad de la información” (Castells y otros; o lo que es peor: “sociedad del conocimiento” [o como desvirtuar definitivamente la idea de conocimiento]), etc. El hecho fundamental, dentro de todo este caos de términos (no sólo están las divergencias entre sociólogos, sino que además tenemos un debate semi-paralelo en filosofía, y, en disciplinas como la historia, estos términos tienen un sentido bien distinto), es que la sociología busca dar un nombre a una realidad empírica que ha cambiado y que se mueve dentro de unas líneas generales distintas.
El problema reside en parte en el hecho de que la sociología, desde que surgiera en el XIX para explicar el paso de la sociedad tradicional a la sociedad moderna, no ha vuelto a ponerse de acuerdo para delimitar una nueva gran transición de las sociedades occidentales, pese a los grandes cambios de que ha dado cuenta. El problema es puramente teórico: los cambios están ahí y no esperan a que los científicos les den nombre para seguir su curso. La sociología no está acostumbrada, como la historia, a trazar y delimitar grandes periodos en el tiempo. Sólo lo ha hecho una vez de forma unánime, al principio de su existencia. Por ello, tampoco dispone de unos criterios “objetivos”, fruto del acuerdo de la comunidad científica, que permitan esta clase de delimitación. Además, a esto se añade la dificultad de que con estos términos (modernidad, postmodernidad) se busca dar cuenta de un cambio social profundo, que no tocaría sólo a la superficie más maleable de nuestras sociedades, sino más bien a las estructuras más enraizadas de la Modernidad (Estado-nación, Mercado, ...). Hablando de Postmodernidad, hablamos de un cambio radical, de un cambio de sociedad y no de algunas de sus facetas. ¿Se ha operado realmente un cambio de este calado? En cualquier, para nosotros es difícil decirlo puesto que no hemos conocido realmente la Modernidad propiamente dicha, sino que hemos vivido siempre en esta especie de modernidad tardía o postmodernidad.
Dar cuenta del cambio social es una de nuestras tareas como sociólogos. El problema está en cómo saber cuando se puede hablar de un simple cambio social y cuando, por el contrario, se puede hablar de un cambio de sociedad, y en saber hasta qué punto los cambios que venimos viendo desde el último tercio del siglo XX pueden considerarse como una muestra suficiente de un cambio de sociedad. Ampararse en sentimientos e impresiones subjetivas (“sentir la Postmodernidad”) es seguro más sencillo que buscar criterios científicos “objetivos” (objetivados por una comunidad científica), visto el debate que ha generado este tema y la de trastos que se han lanzado unos a otros los intelectuales, pero no creo que sea mucho más fiable.
Dejando de divagar y hablando claro: la venta de libros no basta para explicar la aparición del término, como ya se ha dicho (se han publicado unos cuantos, pero que se hayan vendido es otro cuento). Tampoco la segunda opción (legitimación de la modernidad) parece suficiente, sería una artimaña muy pero que muy rebuscada. Obviamente este comentario responde afirmativamente a la tercera pregunta, también de una forma bastante postmoderna, sin pronunciarse claramente a favor de una denominación u otra, y planteando más preguntas.
Ahora bien, también considero que el debate sobre la postmodernidad se mueve a unos niveles de abstracción muy altos, que favorecen la especulación. La misma tarea de buscar unas líneas generales en las sociedades occidentales contemporáneas (preciso occidentales, porque, aunque los postmodernos tienen pretensiones universales, se olvidan que en el mundo hay muchas más sociedades), que permitan dar cuenta de la ruptura con la modernidad y que sirvan de marco al análisis de los fenómenos sociales postmodernos, invita a la especulación y acerca el problema más a la filosofía que a la sociología. Cuidado, no vayan a clavárnosla (perdón por la grosería) enunciando leyes universales de la postmodernidad que funcionen como a priori reductor de mirada y no corroborables empíricamente.
No se si este debate llegará alguna vez a su fin, ni que saldrá de él, pero la sociedad seguirá su curso y seguiremos teniendo que dar cuenta de los fenómenos concretos que en ella se dan, ya sea con el marco tardomoderno, postmoderno o lo que sea. Con esto quiero decir que considero que el sitio del sociólogo está en la tierra y no en las nubes.

P.D.’s:
1.Creo que no hablo en balde ni doy una opinión que no sea compartida si digo que se agradece la intervención de nuevos participantes ;). Sin duda el tema a jugado su papel, más allá de la fiebre.
2.También me parece original esta nueva forma de trabajo (lanzar una pregunta y ver el desarrollo que se obtiene, el debate que se genera, los elementos de divergencia y acuerdo, etc.).
3.Sobre dominación masculina tengo un trabajo de 13 o 14 páginas sobre el libro de Bourdieu del mismo título – una especie de resumen-análisis. Puedo ponerlo en gestio autores, pero me parece demasiado tocho, la verdad. En cualquier caso, si a alguien le interesa que me mande un mail (jrujas@hotmail.com o rujettoide@gmail.com). Sobre feminismo, en una parte del trabajo que os he comentado reúno las críticas que Bourdieu le hace a lo largo de su libro, que no son ininteresantes (aunque no tengan mucho que ver con lo que se ha discutido aquí [su relación con el marxismo]).
4.Como estoy en Francia, estoy geográficamente bien posicionado para documentarme sobre lo postmoderno, que se ha considerado a veces como una teoría francesa. Si lo veo claro me leeré La condición postmoderna de Jean-François Lyotard, que ya me venía apeteciendo, y os dejaré un comentario. Aparte tengo un artículo cortito de Michel Maffesoli sobre este tema precisamente, con una postura muy postmoderna, que puedo traducir o resumir.

S. Christian dijo...

Por supuesto el tema no queda cerrado con todas estas intervenciones, pero en conjunto y con la anterior entrada de Rujas el tema parece bien definido. Sin duda es necesario hablar de cosas concretas e incluso el ponderar unas sobre otras será cuestión de consenso, como bien se ha dicho. (Creo que estaría bien colgar el texto que decías Javi, en Gestio Scire Autores, aunque se un tocho, por lo de tener acceso a la información más vale un resumen comentado que nada, siempre será recomendable volver a la fuente original, pero una primera aproximación se agradece).

También creo que ha señalado una de las claves, a mi juicio, de todo esto de la postmodernidad. El desarrollo de la modernidad fue objeto de estudio sociológico (entre otros objetos y disciplinas), es más, fue el principio constitutivo de la sociología (no se si me he pasado con la afirmación), una comparación dicotomica que enfrenta lo “pre-moderno a lo moderno”, no es trivial que ahora pretendamos enfrenar lo moderno a lo post-moderno(aunque sea pretencioso es necesario para explicarnos las cosas, algo decía Comte de la necesidad de comparar). Todo este pensamiento tiene en sí mismo como eje la Modernidad, por lo que es inherente que todo desarrollo sea una legitimación de la modernidad, pero en conjunto es algo natural, ni premeditado ni nada de eso, es una fase necesaria en cualquier proceso significativo, histórico... Hanna Arendt nos avisaba que los saltos en el tiempo nos producen vértigo…

Quizás tendríamos que ser conscientes que ni todo es ruptura ni todo continuidad, es decir, volvemos a la empiria, qué ha cambiado, qué elementos lo conforman, qué factores…Creo que esto es importante, como sociólog@s, politólogos, antropólogos, o como personas preocupadas por su tiempo, el dar cuenta de ello.
Algo se ha hablado, de TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) con especial atención a Internet, se ha hablado de Estado, Nación y Mercado, también del Feminismo y su desarrollo -y de algo más que se me olvida-, pero creo que estaría bien seguir por esa línea, identificando elementos constitutivos de esto que creemos que es la Postmodernidad. Ahora bien, ¿es apropiado el término postmoderno? Pues yo creo que no, ahora mismo es una categoría más o menos abierta que podría llamarse “saco roto”. Después el mismo concepto etimológicamente es un contra sentido. Pero bueno, a falta de otra categoría nos tendrá que servir.

Creo que como bien se ha dicho, esta forma de trabajo es cómoda, atractiva y muy interesante, combinar preguntas abiertas, respuestas y, sin olvidar, la documentación en la medida de las posibilidades. Me voy a permitir formular otra pregunta: ¿Qué características son innovaciones propias del postmodernismo? Qué tenemos ahora qué antes no tenían. Sería interesante acotar en un espacio tiempo, pero a lo mejor lo es más el no acotar y que sean estos elementos los que definan el eje de tiempo. Lógicamente habrá cosas gestadas en la modernidad y otras puras innovaciones, pero creo que el debate puede ser interesante…Lógicamente habrá que ir contratando con el marco teórico, pero puede ser muy interesante lo que de esto se desprenda. ¿no?

PD: Colgar aquellas preguntas que os apetezcan, el blog lo hacemos entre todos/as

enbraxe dijo...

Volviendo a esta entrada, histórica ya, creo que:
posmodernidad es un insulto.
O más bien "posmoderno" quiere decir "gilipollas" o algo por el estilo, pero con cariño.
Últimamente vengo oyendolo con esa acepción. Creo que "gilipollas" es la definición que más se le aproxima.
Cuando me llaman posmoderno, les suelo decir que no puedo ser algo que no sé qué significa. Pues eso: debo ser gilipollas.

(Lo de que no sé qué significa va en serio, así que si alguien se da por aludido y emplea el otro sinónimo, mejor)

Un beso posmoderno!

Flo de la Tos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Flo de la Tos dijo...

Invitada a dejar algun comentario por mi amigo Javier Rujas, compartiré con quien quiera algunas ideas sobre los postmodernos y la postmodernidad.
Los postmodernos entraron un día en mi vida y van cobrando cada vez más importancia. Son personajes muy curiosos, algunos entrañables, otros insoportables.
El término "postmodernidad" surge, al menos en filosofía, con el ensayo de Lyotard del '79 titulado "La condición postmoderna". En aquellos entonces no era un insulto sino más bien un "engagement" filosófico fuertemente debatido. Cierto es que hoy en día, en algunas facultades de filosofía, en vez de decirnos "gilipollas" o "joputa" nos parece más elegante, profundo y jugoso tirarnos unos "hermenéutico de pacotilla", "neopositivista de mierda" o "postmoderno" - éste último término, a secas porque ya va bastante cargado.
No voy a teorizar sobre la postmodernidad ahora porque 1) no se me da muy bien teorizar 2) tengo un examen mañana 3) me voy a tomar una cerveza dentro de un rato y sobre todo 4) me parece más interesante apuntar a algo en vez de meterme en berenjenales filosóficos.
Hace poco leí "Espectros de Marx" de Jacques Derrida y "Hamlet", del señor Shakespeare. Podemos decir que Derrida es un postmoderno en el sentido en que algo tiene que hacer con la Modernidad, tiene que posicionarse respecto de ella. Nosotros también somos herederos de aquella época. A menos que seamos hegelianos y pensemos que, habiendo llegado el Espíritu Absoluto -por decirlo rápido, la suma de los individuos- a la última fase de su autocomprensión, la Historia ha finalizado.
Somos herederos de la Modernidad, y la herencia no se coge, sino que se hereda. Valga la redundancia. Quiero decir que no se trata de coger algo dado, puesto que la herencia no es nada que esté dado. Heredar implica posicionarse, ver lo que cada uno coge de lo que "le toca". Heredar implica vérselas con fantasmas, con espectros que reclaman algo. En Hamlet, el fantasma del padre aparece de repente, en un tiempo dislocado, "out of joint". Y le reclama algo. Justicia, que no se hizo en su tiempo. Un Marx, un Benjamin también decían, como Derrida, que el mundo está lleno de fantasmas. Derrida es desde hace pocos años uno de ellos. Y, ¿qué son las facultades de sociología, psicología, filosofía, literatura sino conversaciones con los muertos? ¿No os ha pasado nunca tomar apuntes pensando que teníais un tal Max Weber sentado a vuestro lado? ¿No habéis tenido ningun sueño con Kant? Yo creo que, a pesar de ser un insulto, somos y debemos ser postmodernos. Es una cuestión ética, así de claro. Y hablo de ética y no de moral porque la postmodernidad es un asunto que tenemos pendiente ante todo con nosotros mismos. Nuestra herencia personal, la de nuestros padres.
Somos Hamlet ante el, con el fantasma del padre, del rey de Dinamarca. No mamar a ciegas ni rechazar a gritos, sino posicionarse. Para poder soltar lo que no queremos llevarnos y coger lo que nos interesa, lo que nos afecta. Y sólo tenemos dos manos, cosa en la cual no solemos reparar. Hay muchas cosas por ahi sueltas que, aunque invisibles, marcan el ritmo. Hannah Arendt, citando a Sócrates, describe la actividad de pensar como un viento. No lo vemos ni venir ni actuar, pero nos despeina y nos congela. El pensar, del dominio de lo invisible; y los fantasmas que merodean. Los espectros de la mercancía, en la cual hemos depositado algo al objetivarla, un algo que nos devuelve con su mirada. Los espectros de la infancia, que llevamos como un traje por partes demasiado corto y por otras demasiado ancho. Pero siempre resulta más fácil señalar otras causas. Aplicar la regla sin más. Quizás sería útil volver a Kant, ese hombre tan, tan moderno y tan, tan alemán.
Ése que escribió un día que nuestra facultad de juicio tiene dos usos. Uno determinante, que ya en posesión del concepto lo aplica al caso particular. Y otro reflexionante, cuando no tiene aún concepto para el particular y por lo tanto tiene que...
...suspender el juicio. Ver lo que pasa. Posicionarse. Heredar. Ser Hamlet.
Somos postmodernos, y si no lo somos aún, ojalá lo seamos de verdad algun día.

Petrovich dijo...

No sé, creo que por lo manido del término "lo postmoderno" me termina sonando más bien a insulto, como decían por ahí arriba, que a otra cosa. No voy a repetir por qué creo que el postmodernismo no es otra cosa que un neo-romanticismo "disfrazado" (con todas sus cosas buenas y malas), tan sólo que, seguramente por lo pesados que pueden llegar a ponerse algun@s postmodern@s "detestables" (que decía Flor de la tos), se pueden cuestionar algunos "preceptos" postmodernos (justamente lo que no pueden pretender: establecer preceptos). Si por postmodernidad entendemos un cambio social del cual no podemos aislarnos sin caer en la "esquizofrenia" o el aislamiento(como decía Javier hace más de un año), de acuerdo. Incluso determinadas cuestiones epistemológicas que aluden al cambio de "paradigma" (desde una definición stricto sensu, tampoco creo que pueda atribuirse tal cosa) podrían aceptarse. Lo más complejo es, por un lado (creo que fue Asier quien lo dijo), rentabilizar esa "postmodernidad" como "pensamiento correcto" actualmente, en cuestiones que, realmente, ni cuestionan ni plantean nada nuevo. O peor: reproducir exactamente los mismos defectos del pensamiento moderno, tan criticado por "el postmodernismo de oposición". Seguramente exista una pléyade de transformaciones sociales a las que no se pueda "responder" (como si pudiéramos) en términos modernos: pero creo que nos pasamos de listos si "todos" esos cambios los consideramos "postmodernos" (en la medida en que la gran mayoría de las cuestiones están atravesadas por la Modernidad). Es más, creo que nos pasamos de déspotas cuando por "postmodernismo" reinscribimos la prepotencia de la modernidad como "forma correcta de interpretar la realidad social" en términos postmodernos (léase: ante la hegemonía del constructivismo algun@s más "estructuralistas" nos hemos quedado "al margen". Sea por "brutos" como decía alguien por ahí arriba, sea por incorrectos) o, con mayor gravedad, cuando consideramos que determinados "cambios sociales" son los que han "inaugurado o creado" la postmodernidad: desde mi punto de vista, considerar que, por ejemplo, el feminismo es algo "postmoderno" me parece bastante cuestionable, dado que, en primer lugar, no se cuestiona algo dado "sólo" en la Modernidad/pensamiento moderno, sino algo cualitativamente distinto, en términos espacio-temporales. Además, el "postmodernismo" como "ciencia buena" se ha arrogado la consideración de determinadas cuestiones (verbigracia: el feminismo, el pensamiento descolonial, etc.): es decir, ha vuelto a "encuadrar" en totalidades analíticas marcos que, por sí mismos, atraviesan estructuras diversas. Justo la crítica que se le hacía al pensamiento moderno. Y, por último, a pesar de insistir en los contextos y en la crítica a las religiones políticas y los dogmas varios (por cierto, respecto a lo del marxismo y las ideas marxianas del otro artículo, me parece que se ha confundido la legitimación "nacional-estatal" de un régimen despótico a través del "marxismo-leninismo" con la aplicación política del pensamiento marxiano: desde este punto de vista, el materialismo científico es inherentemente autocrítico y contingene, así que NO PUEDE ser dogmático por su propia naturaleza. Ya diré más, que no es este el lugar), se re-legitima a sí mismo como un "pensamiento distinto", contextual y crítico: para empezar, si tan "crítico" es con pensamientos "únicos" anteriores, no puede existir "UN pensamiento postmoderno"; se cae por su propio peso. Además, creo que, desde ciertos aspectos (cuidado: lo que estoy diciendo no es "todo el que se considere postmoderno...", sino la masacre discursiva "postmoderna" que llevo sufriendo algunos años), se está obviando que la crítica al pensamiento moderno viene de lejos, y el relativismo cultural, también (por cierto, otra cosa igual: la "cultura" como concepto para identificar procesos y prácticas sociales que cuestionan la estructura social y las dinámicas políticas es algo que, de tan manido, se pasa de cansino, sobre todo porque, aunque no tiene una carga inicial tan fuerte, termina desplazándose a un enorme "cajón de sastre" que engloba por "cultura" movimientos explícitamente políticos: la última manifestación a favor del aborto (creo que en octubre) fue tratada en términos de "cambio cultural": impresionante). Analizándolo en perspectiva histórica, la gran mayoría de "cambios" que asociamos a la postmodernidad son transformaciones recurrentes en la época...moderna. Lo que no quiere decir que tengamos que aceptar "un sólo pensamiento correcto", pero sí tener en cuenta que a menudo extrapolamos cambios históricos a etapas presentes (como acabo de hacer yo ahora mismo) o viceversa, dándole una importancia histórica exagerada a procesos contingentes. Me parece que la "tríada" moderna (según se mire: para un politólogo la hegemonía del Estado, la razón moderna y el capitalismo, como sugiere Boaventura de Sousa Santos, parece clara) sólo se ha visto cuestionada frontalmente de modo fragmentado (como en este momento). Si el pensamiento "postmoderno" es tal, se debería inferir que la crítica frontal a lo anterior podría crear un cambio de perspectiva que incluyese un paradigma propio (vamos, sin el "post"): ¿o no? Porque ésa es la crítica más dura que puede hacerse, junto a la de las "totalidades de pensamiento": tanto cuestionar la linealidad histórica, el determinismo del pensamiento moderno para terminar ahogándonos en la orilla: ni podemos hablar de cambios "totales" ni transformaciones completas de "mirada", y menos en una serie de marcos/discursos/praxis/estructuras dominados y/o atravesados por la Modernidad, sino, "simplemente", utilizar las diferentes perspectivas/herramientas analíticas para "responder" o "re-cuestionar" (ni siquiera los adalides de la "construcción social de la realidad" obvian eso: seguramente porque la dialéctica es hegeliana :p). Salud, sociólog@s!

PD: algúna ilustre profesora increpa la defensa del estructuralismo "raro" por mezclarse con argumentos feroces "clásicos" del postmodernismo (matizo: del feminismo constructivista)...imagino que esa confusión será también postmoderna o simplemente "crítica".