domingo, 8 de julio de 2007

* Los Axiomas y la Ciencia

Saludos de nuevo amigas y amigos, a continuación publíco una parte de un ensayo bastante extenso, acerca de cuestiones como pueden ser, la manera en que conocemos, los sobreentendidos y preconcepciones con las que nos movemos, nuestra forma de entender, aprehender y construir el mundo, la ciencia el conocimiento...
Este apartado se centra en la cuestión de las preconcepciones, los axiomas y los métodos cientificos, en ocasiones se hacen referencias a libros, pero eso no supone un problema, ya que en el propio texto se da la información pertinente para que no sea necesario consultar dichos libros.


Desarrollemos un poco éste tema de los supuestos, preconcepciones y principios de partida que empleamos en la generación de conocimiento.
Por ejemplo, en la página 43 del texto de Geertz, La interpretación de las culturas se nos habla de la concepción de la naturaleza humana, concepción parece indicar, una manera de entender, de interpretar, como señala el propio título de la obra, y no una verdad absoluta en sí, ya que en el hecho de interpretar entran en juego muchos aspectos como luego veremos.

Se nos habla también en el mismo texto, del intento de las ciencias sociales por adoptar el modelo de las ciencias naturales. Éste modelo de las ciencias naturales no deja de ser una serie de axiomas (principios teóricos no demostrados), criterios, paradigmas y metodologías que han sido ideados y pensados por personas. Lo que intento plantear aquí es que las ciencias, sus principios y sus métodos son construcciones humanas, fueron generadas, producidas, no “estaban ya allí” esperando que las descubriéramos como sostienen algunos.
Lo cierto es que deberíamos, aunque sea como posibilidad, considerar ésta teoría, la de que el conocimiento y las ciencias ya existen y somos las personas las que las vamos descubriendo pero no creando, ya que dicha teoría, resulta bastante interesante, aunque nos parece poco verosímil pero no imposible.
Según ésta teoría de la ciencia preexistente, si las conclusiones o los resultados obtenidos al hacer ciencia son erróneos o equivocados, es porque nosotros, aquellos que practicamos esa ciencia no hemos sabido emplear bien esos principios y métodos o que no hemos descubierto aún como es la ciencia “en realidad”.
Aceptar esto supone trasladar toda la responsabilidad de la obtención del conocimiento al investigador, al estudiante, a la persona en definitiva. Si los resultados son erróneos es causa de la imperfección de las personas, y de su incapacidad de emplear adecuadamente el modelo científico, ya que éste modelo es perfecto y no puede llevar a error sino solamente a leyes y verdades absolutas; eso sí, siempre que se utilice bien.

Si en lugar de aceptar la teoría anterior, -que no deja de ser un axioma de partida que es de lo que estamos tratando- si en vez de partir del supuesto de que la ciencia existe por sí misma y es perfecta, partimos del supuesto de que los modelos y paradigmas científicos han sido construidos por los seres humanos y que, por tanto, encierran criterios y subjetividades también humanas, podemos concluir que la validez de los conocimientos no es solo responsabilidad de las personas, que el método empleado puede ser equivocado, que ésos supuestos de base pueden ser erróneos, por lo que aunque se aplique ésa metodología escrupulosamente puede llevar a error. En resumen, si la ciencia es algo que han establecido los seres humanos, que son imperfectos, subjetivos y comenten errores, la ciencia y cualquier otra disciplina o forma de conocimiento también puede ser imperfecta y llevar a errores.
Ésta es la postura que vamos a intentar exponer y argumentar en éste ensayo, para lo cual tenemos que dar el supuesto antes mencionado como cierto, como no poseemos tal certeza, tenemos que realizar la exposición a modo de planteamiento, sugerencia e invitación a la reflexión, ya que, de otro modo, caeríamos victimas del mismo proceso que intentamos descubrir y criticar.
Resulta interesante a éste respecto, cómo al criticar algo caemos muy frecuentemente en eso mismo. Para criticar unos axiomas nos valemos de otros axiomas de los que no tenemos certidumbre. Siendo conscientes de ésta limitación, aceptaremos éstos principios como válidos, de momento, aunque no absolutos, para poder continuar con éste análisis ya que sin marcos teóricos, difícilmente –al menos nosotros desconocemos la manera- se puede intentar aprehender y comprender la realidad, aunque como hemos visto, los marcos teóricos conllevan los riesgos de ser creaciones artificiales y de partir de posturas no demostradas.

Hechos que, consideramos, pueden apoyar la posición que estamos proponiendo son por ejemplo los avances que se dan en la ciencia. En un determinado momento se explicaban ciertos fenómenos y se pensaba que éstos fenómenos eran de una determinada manera. Ésas conclusiones anteriores se habían obtenido empleando el método científico, por ejemplo en biología, según ese método, supuestamente positivo, el conocimiento y las conclusiones a las que se llegan son absolutas e inmutables, porque son científicas y se ha realizado con un método absoluto e inmutable. Resulta que tiempo después a partir de otro estudio, se descubre que ésos fenómenos, ni son como se pensaban ni se pueden explicar de esa forma, ergo esas conclusiones supuestamente absolutas son erróneas.
El hecho de que ésas conclusiones resultasen erróneas no nos produciría ningún dilema si aceptamos que los métodos que se utilizaron para llegar ellas son producciones humanas y, por tanto, no son infalibles. Ahora bien, si entendemos la ciencia como algo preexistente e infalible, el hecho de que lleve a resultados erróneos no se puede aceptar salvo con esa pequeña “trampa” de que es el investigador el que comete errores y no la ciencia. Ejemplifiquemos esto una vez más pero en términos más concretos: En medicina hace aproximadamente unos treinta años, se estaba dando una revolución en microbiología por la mejora de los microscopios y de los materiales de estudio.
En ésta coyuntura, la mayoría de las dolencias y patologías se explicaban a través de lo vírico, todo se debía a cuestiones víricas. Hará aproximadamente diez años, con el descubrimiento del genoma, todo comenzó a explicarse en términos de genética, apareciendo las enfermedades genéticas las causas genéticas de los trastornos etc.
Ésta anécdota evidencia la importancia de las circunstancias históricas y sociales en las que se producen los conocimientos, la importancia también de los axiomas o preconcepciones que se utilizan y, además, cuestiona la infalibilidad de la ciencia.

Pongamos también algunos ejemplos del texto: En las páginas 45 y 46, Geertz menciona dos paradigmas o marcos teóricos que son el Relativismo Cultural y el Determinismo Histórico. Como ya hemos destacado en más de una ocasión, estos dos marcos teóricos parten de unas ideas de base, unos principios difícilmente demostrables, en torno a los cuales se construyen el resto de planteamientos, concepciones y teorías.
Si empleamos la lógica formal, -que no deja de ser un método- descubrimos que, sí las premisas (los axiomas) están equivocadas la conclusión también estará equivocada por lo que éste punto de las ideas de partida es sumamente importante.
De ésta forma, el Relativismo cultural parte de que todo lo que el Hombre es, se encuentra en su cultura y el Determinismo histórico parte de que el Hombre es producto de su época. De modo que todo lo que se diga desde éstas posiciones, sobre el Hombre, la cultura, la Historia o tantas otras cosas, estará marcado o condicionado por éstos supuestos. Más ejemplos de principios de partida podrían ser en el Estructuralismo que todo fenómeno está inserto y tiene un lugar dentro de una estructura mayor y a su vez puede englobar estructuras más pequeñas, y en el funcionalismo, todo elemento tiene y cumple una función dentro de un sistema.

Podemos imaginar que las conclusiones que se obtengan respecto a una misma cuestión o asunto, si se parte de distintos principios de realidad (distintitos marcos teóricos) pueden resultar completamente diferentes e incluso contradictorias o excluyentes aunque se trate del mismo objeto de estudio.

La pregunta surge de manera casi inmediata, ¿pueden dos conclusiones sobre un mismo objeto de estudio, ambas obtenidas mediante métodos “positivos” ser mutuamente excluyentes y ser las dos válidas?. Pareciera que, si el conocimiento fuera objetivo, inmutable, y absoluto en todo tiempo, espacio y circunstancia, no podrían darse conclusiones válidas que se excluyeran mutuamente, porque ¿cómo salimos entonces de la contradicción de que dos tesis sean ciertas y que una tesis rechace a la otra?. Todo éste desarrollo que estamos realizando parece que continúa confirmando que los métodos o paradigmas en los que nos basamos para obtener conocimiento han sido ideados por seres humanos, y, por tanto, no se les puede exigir a éstos métodos que nos aporten certezas absolutas y eternas.

Continuando con el texto, aunque no abandonando el tema, si se habla de naturaleza humana, ya se está dando por hecho de que existe una naturaleza humana, el propio término naturaleza no es aséptico, contiene implicaciones, significados y sobreentendidos, es decir, cosas que de dan por supuestas, hemos de tener cuidado con la terminología que empleamos y con el lenguaje como podremos comprobar más tarde.

Aquí no pretendemos determinar si existe una (o varias) naturaleza humana y si en el caso de que la respuesta sea afirmativa en que consiste ésta naturaleza, puesto que ésta cuestión daría para llenar páginas y páginas para intentar llegar a alguna conclusión. Lo que hacemos es sencillamente valernos del ejemplo de “la naturaleza humana” para mostrar la cantidad de creencias y preconcepciones que subyacen al empleo de una terminología determinada, como ya hemos dicho, vamos a centrarnos más en la forma que en el contenido concreto.

Consideramos importante que, a la hora de manejar marcos teóricos y conceptuales que orienten nuestros estudios y nuestras acciones prácticas, intentemos dilucidar cuales son esas cuestiones sobreentendidas que nuestros marcos contienen, para así lograr un conocimiento más completo al tener en cuenta las características y carencias de las herramientas y modelos de los que nos valemos.

En cuanto a los paradigmas y a las ciencias, podemos observar una constante que a su vez la podemos aplicar a otros ámbitos como puede ser la política:
A lo largo de la historia, han ido imperando distintos modelos de apreciar y comprender la realidad, entendiendo la realidad en un sentido muy amplio que incluye entre muchos otros aspectos el conocimiento, la política, la sociedad, la religión, la economía etc. Éstos modelos imperantes, con el tiempo, se vieron socavados por otros modelos nuevos que rompían o modificaban lo anterior e intentaban abrirse paso. Si estos nuevos movimientos, paradigmas, o marcos teóricos lograban imponerse, se instituían como nuevos modelos dominantes a partir de los que se explicaba, comprendía y organizaba la realidad.
Éste planteamiento nos puede servir para explicar lo que le pasó al absolutismo con el surgimiento del liberalismo, o a la teología y al mito con el desarrollo de la ciencia y del pensamiento de la Ilustración.
Resulta también, que cuando el nuevo modelo se consolida y convierte en hegemónico suelen aparecer otros movimientos nuevos que lo cuestionan y lo intentan destronar.

Parece ser que todo movimiento originariamente reformador, rompedor o revolucionario que accede a al poder, con el tiempo se convierte en reaccionario. Su prioridad entonces no es aquello que lo había impulsado inicialmente como pudo ser la verdad, la justicia, o el progreso sino que el principal objetivo pasa a ser la conservación de ésa posición de prestigio que se ha adquirido, de ésa situación hegemónica, ya que desde ese lugar privilegiado, el modelo imperante, ya sea teológico, científico o cualquier otro se convierte en arbitro, juez e incluso dios del mundo.
Es árbitro en tanto que tiene entonces la facultad de dar o quitar la razón, es juez dado que decide qué es bueno y qué es malo y, qué es correcto y qué es incorrecto y, finalmente, es dios en el sentido de que diseña y define la realidad “a su imagen y semejanza” es el paradigma dominante el que crea los conceptos y determina las miradas a través de las que se va a aprehender la realidad. Es posible que sea algo exagerado pero preferimos exponerlo en éstos términos para destacar más la idea que se intenta transmitir.
Siguiendo este planteamiento, aquello que alcanza una situación de poder destina ese poder a conservarlo, a perpetuar esa situación de poder y oponerse a esas nuevas corrientes que amenazan con desbancarlo. Otro buen ejemplo de todo ello pueden ser los avatares y desventuras que acontecieron en la Revolución rusa de 1917, los procesos que fueron ocurriendo y en lo que acabó convirtiéndose, en pocas palabras, de un fenómeno revolucionario y liberador de una situación injusta, arcaica y opresiva a un régimen totalitario, controlador represivo y violento que finalmente sólo aspiraba a reproducirse, continuarse y conservarse a si mismo.

A nuestro juicio, en la época actual, en el ámbito social lo que ocupa ese lugar hegemónico es la economía de mercado global y en el ámbito del conocimiento las ciencias exactas, naturales y técnicas. Se han instituido como paradigma dominante y por ello como árbitros de la realidad, de lo correcto y lo incorrecto, de lo verdadero y lo falso, de lo conveniente y lo perjudicial e incluso del bien y del mal. Atribuciones, todas ellas que, desde nuestro punto de vista , escapan a las limitaciones de cualquier paradigma.
La ciencia ejerce un papel dominador, en el que su posición de fuerza le permite rechazar aquello que no considere conveniente, que no se ajuste a su modelo o que pudiera poner en peligro su posición y, además, lo puede rechazar con criterios y razones científicas que ahora mismo pueden equivaler perfectamente a divinas.
A nuestro entender, los miembros de ese algo etéreo llamado la comunidad científica se convierten en jueces de algo que, por decirlo de alguna manera, les viene grande.

Con todo esto no se pretende criticar la ciencia ni ninguna otra área del conocimiento, -tomamos la ciencia porque creemos que es la dominante- de forma destructiva, se reconoce el valor y la utilidad de la ciencia y sus valiosísimos aportes, lo que aquí se critica o se pretende apreciar, es cómo la ciencia pasa de ser algo nuevo que completa, mejora y supera lo anterior, a ser algo rígido, cerrado y que tiende a la autoconservación. La ciencia ejercerá su violencia y su fuerza contra todo aquello que considere como amenaza o como una competencia con su modelo por eso ataca de manera tan feroz a esas explicaciones alternativas que surgen sobre fenómenos ya explicados científicamente.

Todo éste estado de cosas, provoca que se tenga más autoridad cuando se habla de fórmulas y de leyes que cuando se habla de observaciones, regularidades o casos particulares. De todo ello, a su vez, puede proceder todo el empeño de las disciplinas sociales en demostrar que son ciencia. En ésa obsesión de querer acceder a la categoría presuntamente superior de ciencia -empleamos el término categoría intencionadamente ya que categoría muchas veces implica un estatus, una posición privilegiada sobre otras, aunque también puede ser subordinada- podemos apreciar un cierto complejo de inferioridad que tienen las ciencias o los saberes sociales respecto a las ciencias exactas, naturales y técnicas.

Bueno el ensayo continua, y no pocas páginas precismante, pero considero que con ésto ya coloco mucha roca que dinamitar. Habrá más en el futuro.

Un Saludo a todas y todos.

Daniel Caballero Gutiérrez

1 comentario:

enbraxe dijo...

1. Las ciencias -naturales o sociales- se emplean para algo, son técnicas, instrumentos, por tanto no cometen o dejan de cometer errores, no son personas. Son más o menos útiles. En ese sentido, el cientifico puede cometer errores, la ciencia no, ahora bien: los "errores" del cientifico pueden ser fruto de emplear mal la ciencia o emplear una ciencia mala -inadecuada- para sus objetivos. Son una forma de conocimiento -no sólo una forma teórica también una forma de proceder, de pensar, de exponer, etc.-, como el resto de formas de conocimiento -léase religión- tratan de explicar la realidad, con sus propios criterios. La ciencia no es realidad, es decir no es ciencia=realidad, es una forma de acceder a ella, al igual que una perforadora no es igual a un pozo petrolífero. Y no creo que hoy nadie sostenga eso. Weber decía que debía cumplir dos principios: el de causalidad y el de inteligibilidad.

2. Para responder hacer un fenómeno inteligible, se deben hacer inferencias pasando por "una caja negra" en que no vemos lo que sucede. Ahí es donde cobra importancia lo que has llamado "naturaleza humana", por ejemplo:
- Marx: "homo faber"
- Rousseau: "homo socialis"
- Hobbes: "homo aeconomicus"
- San Agustin y Dante: "homo" que ama (no se como es en latín)
- Descartes: "homo sapiens"

3. Se dice que un entomólgo que experimentó con una araña, le corto las patas para ver como reaccionaba a estímulos. El científico concluyó: cuando la araña pierde las patas se vuelve ciega porque no reacciona -movimiento- ante una presa -estímulo-. Parece de cajón, ¿no?, pues si una teoría adecuada que vincule los ojos a la vista y las patas al movimiento no puede concluirse otra cosa. Sin un método adecuado se puede dar ese salto perfectamente. Esos elementos son axiomas, pero sin ellos a ver que burrada concluimos: necesitamos certidumbres cientificas, sino nuestras certidumbres son del sentido comun, de la religión -siempre podemos concluir que las cosas son como son "por la voluntad de Dios"-.

4. La ciencia moderna se articula desde el principio de sujeción a la crítica. Lejos de las connotaciones que le damos al término, Marcuse decía que la crítica era un proceder "inventado" por la clase burguesa ascendente para dar forma al sistema social que se estaba instaurando. La crítica cumple una función transitoria -tal y como señala Dani-. Otra cosa es que la existencia de un método externo -ciencia- si puede ser contraproducente para la clase dominante, en la medida en que cobra "vida propia". En ese sentido, Marx lee a Adam Smith y dice lo mismo y poco más.

5. "Para criticar unos axiomas nos valemos de otros axiomas de los que no tenemos certidumbre." Es que ciertamente, (y creo que estas de acuerdo conmigo) si queremos discutir de algo tenemos que partir de la misma certidumbre -certidumbre (en el sentido axiomático) nº 1: el lenguaje-.

6. Yo si que creo que una investigación que emple el mismo método -entendido éste en su vertiente técnica y teórica- para el mismo objeto, se llegue a las mismas conclusiones. Lo demás es fruto de desviaciones entre los estudiosos. Se que es una afirmación axiomática -ya que hablamos de esto-, pero creo que la única alternativa a esta visión es la de Descartes -sí, ese que dijo "cogito ergo sum"-, digamos que una visión esteticamente secularizada de la gracia de dios, la reminiscencia mal entendida. (En este punto, no se si me explico, si eso tell me y hago un texto más elaborado).

7. Hombre, yo creo que vale de entender el funcionalismo como aspirante a la totalidad. La afirmación hegeliana de Parsons de "lo real es funcional, lo funcional es real" creo que no la sostiene nadie. Especialmente desde Merton sabemos que de lo que se trata es de hallar la funcionalidad o ausencia de en los fenómenos.

8. En cuanto la conexión ciencia-mercado. El mercado es un sistema que atraviesa varias esferas, ¿por qué? porque determina, codifica, articula multitud de acciones humanas, entre otras la ciencia. Si la pregunta era, ciencia ¿para qué?, si se halla en el sistema de mercado, su codificación será para ganar dinero. También es verdad que si preguntamos ciencia ¿cómo? también nos topamos con la Iglesia -es decir: el mercado-. La unión paradigma dominante-mercado creo que se debe a los principios de utilidad que sigue la ciencia -acrítica con sus responsabilidades sociales, o mas bien acríticos los cientificos-.

9. Lo que dice el tal Geertz sobre Relativismo cultural o Determinismo Histórico, no lo entiendo. No creo que el Relativismo cultural sea un marco científico, es una actitud, y si lo es se trata de un marco ausente de marco teórico. A parte hay más, llamemosle a uno el "idealismo histórico" o la atribución del desarrollo histórico a la acción elites -el mismo Burke-. No se, si puedes explicamelo.

10. Para acabar -y creo que aqui estamos de acuerdo- Popper, Kuhn y Manheim. La ciencia conoce de manera escalonada con saltos paradigmaticos (Kuhn) legitimados por una comunidad científica (Manheim). No hay leyes universales, sólo tendencias (Popper). La idea de Manheim creo que es interesante, (a) un órgano colegiado que legitima las certidumbres. La otra sería, (b) la del todo vale -luego, nada vale (Sartori)-. Y otra, (c) sólo vale lo que digo yo: representante de los intereses del proletariado. Estoy de acuerdo con una mezla entre la a) y la c); si me tirais de la lengua ya me explicaré.

Asier Amezaga