viernes, 21 de diciembre de 2007

* La línea que creó el espacio.

Me resisto a terminar diciembre sin una entrada, así que he hecho lo propio, un pequeño relato, de esos que parecen que son triviales pero que condensan multitud de temas y matices (eso creo y quisiera). En realidad, este texto sigue la temática de "Los lagartos y Zaratustra" (al final será verdad que damos vueltas una y otra vez, desgraciadamente no hemos visto la forma de volver a los textos y trabajarlos, quizás por ello en parte cunde la sequía y la falta de energía.), en cuaquier caso este texto más que repetir creo que suma algo más, o eso espero.
¡Suerte! ahí os dejo la metáfora, estoy un poco existencial (como si se pudiera no serlo).Un abrazo y feliz sol invictus, navidad, fiesta del cordero… o lo que más os guste.



Y Díos con su mirada creo una línea en la nada, con ésta no solo creo un segmento sino que también creo el mismo espacio en el que el segmento se inscribe. Un marco infinito sobre una línea extendiéndose para alcanzarlo, a ambos lados de ésta, la antagónica constitutiva. Y nosotros dentro de está línea como discurso que se cierne sobre su lógica…lo demás es orden sucesorio. Más allá del plano no hay siquiera la posibilidad de existir. Curiosamente el poder necesita márgenes vacíos, márgenes que “posibilitan” el campo de acción y “limitan” la formulación de cualquier otra dirección. Márgenes vacíos pues de intentar ser ocupados necesitarán su exterminio como castigo ejemplar, formulación y reformulación incesante.

Curiosamente los márgenes a medida que son asimilados tienden a estrecharse aún más. Es como si toda la energía empleada para atraer a unos sujetos sobre el centro acabara por curvar ese espacio atrayendo para sí los mismos márgenes. Al final, solo queda la misma línea constitutiva, cada vez más transversal, sutil, homogénea en un espacio deformado.


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