Para empezar, conviene precisar que cuando hablo de sociología de la conspiración no tiene nada que ver con lo que se ha venido en llamar la “teoría de la conspiración” en los medios últimamente, en relación con el 11M. Me refiero a una serie de tendencias, actitudes y prácticas discursivas, a una serie de formas de pensar y de hacer sociología que surgen quién sabe si como subproducto de la filosofía de la sospecha mal tomada (Marx, Freud, Nietzsche), de un estructuralismo mal entendido o de convicciones personales que se entrometen en el análisis, cegando al observador en lugar de limitarse a estimularle. En cualquier caso, creo que sus rasgos principales son estos:
En primer lugar, suele confundir causas y efectos o causas y funciones, olvidando las advertencias de Nietzsche y Durkheim a este respecto[1]. Cuando Marx dice que la religión es el opio del pueblo no está diciendo que la religión sea la causa de la situación del pueblo, sino que tiene como consecuencia (no necesariamente intencionada) la alienación del pueblo mostrándole un mundo ideal, eterno, más allá de su vida real y calmando sus penas como una droga, lo que cumple una función de refuerzo del orden social. El error estaría en confundir la causa del surgimiento de la religión con su función de refuerzo del orden: la causa del hecho religioso no debe buscarse en su función presente sino en su génesis histórica, que incluye muchos más factores. Otro ejemplo: no ha mucho tiempo oí a alguien (sin duda reconocerá su tesis) decir que la liberalización de las prácticas sexuales responde a una voluntad de alienar nuestra libertad política. Algo así como que nos dejan que follemos como locos (con otros o con uno mismo) para que no nos preocupemos de ejercer o reclamar derechos políticos. Bien, pues este es un claro ejemplo de análisis conspirativo y de confusión causa-efecto-función: que la liberalización de las prácticas sexuales (llamarlo liberación sexual me parece tener mucha fe, pero poco talento para la observación) pueda tener como consecuencia una cierta alienación de la libertad política que cumpla como función latente[2] el dar estabilidad al orden social no significa en ningún caso que la liberalización de las prácticas sexuales se deba a este hecho. Su causa está en otra parte (a buscar en la historia).
En segundo lugar, suele dotar de personalidad o intencionalidad a elementos o procesos que no la tienen: la ideología, la sociedad, el sistema (con mayúsculas y sin apellidos), el mercado, etc. Todos estos ejemplos son abstracciones que nos sirven para explicar la realidad y que no existen como tales en ella. Pero cuando dejan su papel explicativo de la realidad para confundirse con ella y adueñársela pierden su valor como instrumentos al servicio del conocimiento, puesto que se rinden a la especulación en un sentido que no deja de recordar a Hegel con su Espíritu Absoluto (que se desarrolla y despliega por sí mismo generando lo real). La sociología, especialmente con el desarrollo de la teoría de sistemas, se ha olvidado de definir actores reales, así como posibilidades de acción limitadas. Se ha olvidado de los sujetos, que no pueden ningunearse reduciéndolos a partes infinitesimales de entes monstruosos y maquinales que funcionan por sí mismos. Cuando se pierde de vista a los sujetos en beneficio de objetos, cuando se elimina la subjetividad de los sujetos para dársela a los objetos, la sociología pierde su carácter humano y humanizante. Si al objetivar al sujeto (en el sentido de convertirle, de hecho, en cosa)[3] y subjetivar al objeto (darle subjetividad, personalidad, capacidades humanas e intenciones) la sociología se convierte en una ciencia de objetos subjetivados que actúan y sujetos cosificados que son resultado de la acción de esos objetos, entonces la sociología deja de ser una ciencia del hombre para ser una especulación, una novela de ciencia ficción. Conviene, además, ser conscientes de las consecuencias sociales de la teoría sociológica, que no es de ninguna manera ajena a la sociedad que estudia y que puede tener efectos (buenos o malos) sobre ella. Extender, por ejemplo, una mentalidad o una forma de pensar puramente sistémica en la que la conducta deja de ser propia del hombre para ser propia del sistema, que se vale por sí mismo independientemente de sus partes (que son prescindibles), se autorregula, etc. no parece muy responsable. Esta es la medida en que la sociología puede dejar de cumplir un papel humanizante.
En tercer lugar, suele emplear el análisis sociológico para expresar su resentimiento y su voluntad de culpabilizar de todo lo que le parece malo en la sociedad a un ente (objeto subjetivado) o a un grupo social particular que actúa como chivo expiatorio. Esto cumple una función psicológica: proyectar la angustia por una sociedad que no nos satisface sobre otros, descargando la culpa en ellos, o sobre un ente abstracto (el malvado Sistema) que se dedica hacer el mal entre lo hombres de forma intencionada. Si “ellos”, “los malos”, el “sistema” (en general sin apellidos ni precisiones) buscan mi mal, sólo me quedan dos opciones: o luchar para destruirlo, o someterme y volverme políticamente irresponsable. Este suele ser el razonamiento de esta clase de sociólogos, que insertan sus convicciones y (re)sentimientos en el análisis, instrumentalizando a la sociología, que se vuelve método de descarga psicológica o simple medio para derrotar al monstruo sistémico que nos engulle, en definitiva, arrancarle a la sociología su carácter científico. En lugar de inspirar la elección de problemas de investigación y la realización de un estudio riguroso de la realidad, las convicciones aparecen como realidades objetivas incontestables a priori, que todo análisis viene curiosamente a confirmar (¡qué casualidad!)[4].
En cuarto lugar (y estrechamente unido al anterior punto), tiende a la victimización y “santificación” de un colectivo, que se encontraría “alienado” (“no saben lo que hacen”, “no son libres”, etc.) y al que subestima y mira con pena y actitud de superioridad, pero con poca atención en realidad. Habría que valorar hasta que punto esta actitud y esta clase de análisis contribuyen realmente a explicar la realidad del grupo y hasta que punto revierten sobre el mismo impulsándole a la acción y a la liberación, o al contrario, a la inacción.
En quinto y último lugar, tiende al reduccionismo. Suele otorgar el monopolio de la explicación sociológica legítima a un único factor que supuestamente subyace o abarca a todos los demás. Puede ser un proceso u objeto subjetivado o un grupo social particular, tal y como indicábamos antes. El marxismo de pasillo de facultad ofrece múltiples ejemplos: sea lo que sea lo que se estudie, aunque sea un progreso en la situación de la clase obrera, estarán detrás el malvado “sistema capitalista” (que identifican con la sociedad entera y no sólo con el sistema económico o el modo de producción) o los “burgueses”, erigido este último en insulto oficial contra todo el que no siga los principios básicos de la doctrina o no condene el capitalismo (el “enemigo del pueblo” de la Rusia estalinista). Esta clase de análisis, así como los que encuentran en las condiciones económicas o materiales la causa de todo fenómeno social “en última instancia” reducen a su antojo no sólo la diversidad y la complejidad de los hechos sociales y las causas (en lugar de explicarlas), sino que además reducen las propias posibilidades analíticas de la sociología, colocándole unas lentes de visión limitada. Otra forma de reduccionismo típica de esta forma de pensamiento es la de dividir el mundo en dos grupos sociales únicos y opuestos (“antagónicos”), como hemos visto más arriba. Un grupo será el “bueno”, víctima de la maldad del otro grupo o del malvado sistema que ha sido creado por o está al servicio de los “malos”. Obviamente el estudio del poder y la dominación es mucho más complejo que todo esto y requiere, en mi opinión, más atención a autores como Foucault o Bourdieu, que se han dedicado a estudiar estos temas en toda su complejidad aportando teorías y nociones muy interesantes, y un trabajo individual para evitar las prenociones y los clichés (“el mundo se divide en ricos y pobres, opresores y oprimidos”, etc.).
Parece obvio que no existe en realidad ninguna corriente que se reconozca sociología de la conspiración ni que reúna todos estos rasgos a la vez (menudo monstruo sería), aunque con frecuencia se den varios a la vez. Sin embargo, creo que este esquema ideal puede servir para la crítica de teorías con tendencia a la conspiración. Probablemente haya cosas que añadir o corregir. Vuestro turno.
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[1] En la Genealogía de la moral, Nietzsche advierte contra este error con el ejemplo de la moral: la moral no es producto de su utilidad (efecto, función), sino de un trabajo histórico de transvaloración. Durkheim también advierte contra esta confusión en Las reglas del método sociológico (lectura obligada).
[2] Sobre el tema de las funciones y, en especial la teoría de Merton, consultar a Asier, xd.
[3] No me refiero a una objetivación científica del sujeto como la que plantea Bourdieu, para el que “objetivar al sujeto objetivante” es estudiar científicamente al científico, es decir, hacer sociología de la ciencia y sociología del conocimiento, en otras palabras. Me refiero más bien a cosificarlo, a “reificarlo” (como dirían Marx y Asier). Una cosa es tratar conscientemente los hechos sociales y los sujetos como cosas, en una estrategia de abstracción científica, y otra muy distinta es tomarlos realmente como tal y convertirlos en ello.
[4] Esta sociología no hace caso del consejo de Durkheim (las reglas del método) de evitar las prenociones.
En primer lugar, suele confundir causas y efectos o causas y funciones, olvidando las advertencias de Nietzsche y Durkheim a este respecto[1]. Cuando Marx dice que la religión es el opio del pueblo no está diciendo que la religión sea la causa de la situación del pueblo, sino que tiene como consecuencia (no necesariamente intencionada) la alienación del pueblo mostrándole un mundo ideal, eterno, más allá de su vida real y calmando sus penas como una droga, lo que cumple una función de refuerzo del orden social. El error estaría en confundir la causa del surgimiento de la religión con su función de refuerzo del orden: la causa del hecho religioso no debe buscarse en su función presente sino en su génesis histórica, que incluye muchos más factores. Otro ejemplo: no ha mucho tiempo oí a alguien (sin duda reconocerá su tesis) decir que la liberalización de las prácticas sexuales responde a una voluntad de alienar nuestra libertad política. Algo así como que nos dejan que follemos como locos (con otros o con uno mismo) para que no nos preocupemos de ejercer o reclamar derechos políticos. Bien, pues este es un claro ejemplo de análisis conspirativo y de confusión causa-efecto-función: que la liberalización de las prácticas sexuales (llamarlo liberación sexual me parece tener mucha fe, pero poco talento para la observación) pueda tener como consecuencia una cierta alienación de la libertad política que cumpla como función latente[2] el dar estabilidad al orden social no significa en ningún caso que la liberalización de las prácticas sexuales se deba a este hecho. Su causa está en otra parte (a buscar en la historia).
En segundo lugar, suele dotar de personalidad o intencionalidad a elementos o procesos que no la tienen: la ideología, la sociedad, el sistema (con mayúsculas y sin apellidos), el mercado, etc. Todos estos ejemplos son abstracciones que nos sirven para explicar la realidad y que no existen como tales en ella. Pero cuando dejan su papel explicativo de la realidad para confundirse con ella y adueñársela pierden su valor como instrumentos al servicio del conocimiento, puesto que se rinden a la especulación en un sentido que no deja de recordar a Hegel con su Espíritu Absoluto (que se desarrolla y despliega por sí mismo generando lo real). La sociología, especialmente con el desarrollo de la teoría de sistemas, se ha olvidado de definir actores reales, así como posibilidades de acción limitadas. Se ha olvidado de los sujetos, que no pueden ningunearse reduciéndolos a partes infinitesimales de entes monstruosos y maquinales que funcionan por sí mismos. Cuando se pierde de vista a los sujetos en beneficio de objetos, cuando se elimina la subjetividad de los sujetos para dársela a los objetos, la sociología pierde su carácter humano y humanizante. Si al objetivar al sujeto (en el sentido de convertirle, de hecho, en cosa)[3] y subjetivar al objeto (darle subjetividad, personalidad, capacidades humanas e intenciones) la sociología se convierte en una ciencia de objetos subjetivados que actúan y sujetos cosificados que son resultado de la acción de esos objetos, entonces la sociología deja de ser una ciencia del hombre para ser una especulación, una novela de ciencia ficción. Conviene, además, ser conscientes de las consecuencias sociales de la teoría sociológica, que no es de ninguna manera ajena a la sociedad que estudia y que puede tener efectos (buenos o malos) sobre ella. Extender, por ejemplo, una mentalidad o una forma de pensar puramente sistémica en la que la conducta deja de ser propia del hombre para ser propia del sistema, que se vale por sí mismo independientemente de sus partes (que son prescindibles), se autorregula, etc. no parece muy responsable. Esta es la medida en que la sociología puede dejar de cumplir un papel humanizante.
En tercer lugar, suele emplear el análisis sociológico para expresar su resentimiento y su voluntad de culpabilizar de todo lo que le parece malo en la sociedad a un ente (objeto subjetivado) o a un grupo social particular que actúa como chivo expiatorio. Esto cumple una función psicológica: proyectar la angustia por una sociedad que no nos satisface sobre otros, descargando la culpa en ellos, o sobre un ente abstracto (el malvado Sistema) que se dedica hacer el mal entre lo hombres de forma intencionada. Si “ellos”, “los malos”, el “sistema” (en general sin apellidos ni precisiones) buscan mi mal, sólo me quedan dos opciones: o luchar para destruirlo, o someterme y volverme políticamente irresponsable. Este suele ser el razonamiento de esta clase de sociólogos, que insertan sus convicciones y (re)sentimientos en el análisis, instrumentalizando a la sociología, que se vuelve método de descarga psicológica o simple medio para derrotar al monstruo sistémico que nos engulle, en definitiva, arrancarle a la sociología su carácter científico. En lugar de inspirar la elección de problemas de investigación y la realización de un estudio riguroso de la realidad, las convicciones aparecen como realidades objetivas incontestables a priori, que todo análisis viene curiosamente a confirmar (¡qué casualidad!)[4].
En cuarto lugar (y estrechamente unido al anterior punto), tiende a la victimización y “santificación” de un colectivo, que se encontraría “alienado” (“no saben lo que hacen”, “no son libres”, etc.) y al que subestima y mira con pena y actitud de superioridad, pero con poca atención en realidad. Habría que valorar hasta que punto esta actitud y esta clase de análisis contribuyen realmente a explicar la realidad del grupo y hasta que punto revierten sobre el mismo impulsándole a la acción y a la liberación, o al contrario, a la inacción.
En quinto y último lugar, tiende al reduccionismo. Suele otorgar el monopolio de la explicación sociológica legítima a un único factor que supuestamente subyace o abarca a todos los demás. Puede ser un proceso u objeto subjetivado o un grupo social particular, tal y como indicábamos antes. El marxismo de pasillo de facultad ofrece múltiples ejemplos: sea lo que sea lo que se estudie, aunque sea un progreso en la situación de la clase obrera, estarán detrás el malvado “sistema capitalista” (que identifican con la sociedad entera y no sólo con el sistema económico o el modo de producción) o los “burgueses”, erigido este último en insulto oficial contra todo el que no siga los principios básicos de la doctrina o no condene el capitalismo (el “enemigo del pueblo” de la Rusia estalinista). Esta clase de análisis, así como los que encuentran en las condiciones económicas o materiales la causa de todo fenómeno social “en última instancia” reducen a su antojo no sólo la diversidad y la complejidad de los hechos sociales y las causas (en lugar de explicarlas), sino que además reducen las propias posibilidades analíticas de la sociología, colocándole unas lentes de visión limitada. Otra forma de reduccionismo típica de esta forma de pensamiento es la de dividir el mundo en dos grupos sociales únicos y opuestos (“antagónicos”), como hemos visto más arriba. Un grupo será el “bueno”, víctima de la maldad del otro grupo o del malvado sistema que ha sido creado por o está al servicio de los “malos”. Obviamente el estudio del poder y la dominación es mucho más complejo que todo esto y requiere, en mi opinión, más atención a autores como Foucault o Bourdieu, que se han dedicado a estudiar estos temas en toda su complejidad aportando teorías y nociones muy interesantes, y un trabajo individual para evitar las prenociones y los clichés (“el mundo se divide en ricos y pobres, opresores y oprimidos”, etc.).
Parece obvio que no existe en realidad ninguna corriente que se reconozca sociología de la conspiración ni que reúna todos estos rasgos a la vez (menudo monstruo sería), aunque con frecuencia se den varios a la vez. Sin embargo, creo que este esquema ideal puede servir para la crítica de teorías con tendencia a la conspiración. Probablemente haya cosas que añadir o corregir. Vuestro turno.
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[1] En la Genealogía de la moral, Nietzsche advierte contra este error con el ejemplo de la moral: la moral no es producto de su utilidad (efecto, función), sino de un trabajo histórico de transvaloración. Durkheim también advierte contra esta confusión en Las reglas del método sociológico (lectura obligada).
[2] Sobre el tema de las funciones y, en especial la teoría de Merton, consultar a Asier, xd.
[3] No me refiero a una objetivación científica del sujeto como la que plantea Bourdieu, para el que “objetivar al sujeto objetivante” es estudiar científicamente al científico, es decir, hacer sociología de la ciencia y sociología del conocimiento, en otras palabras. Me refiero más bien a cosificarlo, a “reificarlo” (como dirían Marx y Asier). Una cosa es tratar conscientemente los hechos sociales y los sujetos como cosas, en una estrategia de abstracción científica, y otra muy distinta es tomarlos realmente como tal y convertirlos en ello.
[4] Esta sociología no hace caso del consejo de Durkheim (las reglas del método) de evitar las prenociones.
Javier Rujas Martínez-NovilloAlicante, 4 de Julio de 2007
10 comentarios:
Hola Javier. Soy extranjera, pero intentaré comentar tu texto como pueda.
Hegel es un cabrón, y todo es culpa suya.
Buenos días, sociólogos. Me da la impresión de que lo que aquí se propone es una especie de Sociología "neutral", y que eso se corresponda con el método científico, pero eso "no existe", y me explicaré. En Ciencias Políticas se tiende a reificar aún más la construcción social de la realidad, pero también tenemos ciertos vicios en cuanto a postular como "científicas" algunas corrientes partidistas o ideológicas, así que comprendo lo que dices. Ahora bien, una cosa es sistematizar los "objetos" (el propio nombre abstrae la misma abstracción) de estudio como forma de simplificación y otra muy distinta que pueda existir algo así como la neutralidad. Sobre todo porque, tanto si lo que se hace es ciencia crítica como ideología legitimadora, el pensamiento "científico" se encuadra en uno u otro lado (los "buenos y los malos", que dirías tú). Comparto la carga negativa inherente a la simplificación, pero también hay que considerar que ese individuo "objeto de estudio" no siempre es o puede ser "tan reflexivo" como una ciencia especializada en serlo. Siendo implacable: la alienación existe, independientemente del razonamiento acerca de ésta como resultado del "malvado sistema" o como un subproducto de la interiorización o perpetuación de esa alienación mediante el habitus, sea éste considerado de forma "estructural o cultural". Justamente porque acudimos a la historia podemos ver que, siendo "hijos de nuestro tiempo", la forma en que se construye la conducta o conciencia individual no puede separarse del "todo analítico", sea éste el que sea (Tilly propone un método alternativo, eliminando "totalidades sociales", por inexistentes). Un profesor muy "parsoniano" en su método, hacía una aproximación del modo en que los ámbitos se iban invadiendo desde el económico a los demás, de forma sucesiva. Es sintomático que el individualismo metodológico alcance su auge como correlato del economicismo totalista; es significativo también que, de cierto "colectivismo político" se pase a lo que algunos han llamado un "individualismo solidario" (para mí, incoherente). ¿Acaso las tendencias hacia el "individualismo radical" e instrumental no tienen nada que ver con el resto de ámbítos analíticos? Y encima ese "cambio de tendencia" tiene lugar bajo un doble respaldo: el de aquéllos que promueven el triunfo del "orden normal"(-izante) y el de los "torpemarxistas" (Monedero dixit) que vuelcan un análisis simplista de la realidad como forma de demostrar la validez de su marxismo mal comprendido y determinista. Todo eso es cierto, pero ¿cómo establecer un método científico "bueno"? (por cierto, al distinguir entre los sociólogos de la conspiración y los "otros", éstos aparecerían, una vez más, como los buenos, frente a todo lo que se mueva contra ellos). TODA LA CIENCIA toma posición: Marx tenía su parte genial y su parte más simple, pero Durkheim también, como Weber...como todos tenemos una postura "en sí" y otra "para sí" (así os podeis meter conmigo). En el momento en que reclamamos la neutralidad y la objetividad del método científico estamos haciendo ideología: ése fue justamente el fallo del marxismo simple. Y del darwinismo, y del nacionalismo metodológico...Las sociologías (y las politologías) de la conspiración son fácilmente desmontables, pero no toda la sociología crítica o "anti" es conspirativa ni parcial. Se posicionan desde "su" lado preeminente de crítica y como tal hay que comprenderlo, no como "religiones sociales o políticas". Por ejemplo, creo que la sociología feminista debería repensarse en términos de sociología de clase, y además marxista radical, pero no por ello es menos comprensible que aquélla estalle contra toda la sociología o pensamiento que haya invisibilizado y "anormalizado" la presencia de la mujer, sea en forma conservadora o del modelo "ganapan". De nuevo volvemos a plantear ¿de qué lado estamos? Y esto no es simplismo, es que "es así": o se hace crítica o se perpetúa un orden social existente, o se hace "ideología" o se hace "ciencia", pero no tiene por qué ser una ciencia como una abstracción superior. Un profesor de Teoría del Estado solía decir "objetividad toda, neutralidad ninguna"; algo de razón tiene.
Bueno parece que has leído bastante bien algunas de las intenciones/propuestas que subyacen al texto, aunque las tengo que matizar.
No propongo una neutralidad absoluta, cayendo en el clásico objetivismo (poco realista contrariamente a lo que piensan sus defensores). Lo que si propongo y considero necesario en cualquier ciencia social es hacer un esfuerzo de neutralidad en el análisis. Este esfuerzo sólo puede ser un esfuerzo personal y consciente (a menos que se trabaje en grupo) a la hora de decir lo que es y no lo que debe ser, que es objeto de otra rama del conocimiento (dentro de la filosofía): la ética. En este sentido, intentar constituir a la sociología como ciencia de la sociedad que existe y de la sociedad que debe existir carece de sentido, puesto que ya existe un campo diferenciado para la segunda tarea. No pretendo decir con esto que los sociólogos debamos abandonar nuestras convicciones sobre el deber ser para erigirnos en observadores puramente objetivos y neutrales (casi como piedras). Pero creo que las convicciones sobre el deber ser no tienen cabida en el estudio del ser más que como estímulo para estudiar un determinado objeto con todo el rigor posible, o como un segundo momento tras el análisis (y separado de él), en el que el observador se permite hacer propuestas en calidad de estudioso del tema. Decir que todos tomamos partido en algún momento es obvio (el individuo pasivo, masa, que no toma partido por nada es otro mito de la sociología de la conspiración: en la medida en que haya valores habrá actitudes y acciones suscitadas por juicios de valor; otra cosa distinta es que busquen cambiar el orden social) y decir que no existen la neutralidad o la objetividad absolutas también, pero esto no quiere decir que, de perdidos al río, nos dediquemos a hacer opinión con tintes sociológicos en lugar de sociología (porque como “total, no voy a poder hacer nada objetivo, ni nada neutral”). Los científicos sociales debemos ser conscientes de nuestras limitaciones como observadores, lo cual no quiere decir que podamos observar como se nos antoje. Al contrario, tomar conciencia de las dificultades que supone la observación científica debe permitir un perfeccionamiento de la misma, nuevas tomas de partido dentro del ámbito de la ciencia, que superen las anteriores posturas epistemológicas. Aquí el problema se vuelve ético, pues está en juego la definición de lo que la ciencia debe ser (basada en un análisis de lo que la ciencia es). Sin embargo, es una cuestión ética, que implica elección por parte del observador, un ejercicio de su libertad, pero dentro de un ámbito concreto (el de la ciencia) a un nivel distinto. Se trata de ética científica, es decir, de cómo debe ser la ciencia para describir y explicar mejor la realidad, no de ética general o de ética social (si es que se la puede apellidar así), es decir, de cómo deben ser la sociedad y los seres humanos para alcanzar el bien de todos, el mayor bien posible, la felicidad, el pleno desarrollo de las facultades humanas o cual sea el fin que se le endiñe a la ética. Las reglas de la ética científica permiten la existencia de la ciencia como ámbito independiente de la filosofía y las doctrinas prácticas (con sus éticas), y la ponen al servicio de un único fin: el conocimiento. A la Bourdieu, conviene decir que el ámbito científico es un espacio social con sus agentes autorizados, sus normas socialmente construidas, sus relaciones de poder y sus luchas por los significados. Por eso, las reglas éticas de la ciencia, sus principios y sus métodos son variables. Mi postura, en este sentido, es que la ciencia debe hacer lo posible por seguir conservando ese estatus independiente que le permite entregarse plenamente a la búsqueda del conocimiento y no subordinarse a principios éticos ajenos a ella misma.
No pretendo decir cuáles son los buenos sociólogos y cuáles los malos en términos absolutos como hacen mis amigos conspiradores (xd). Sólo hago una crítica de ciertas actitudes y formas de hacer sociología que me parecen bastante perniciosas, porque creo (y es mi opinión personal, basada en juicios de valor personales) que limita bastante la capacidad analítica de la sociología. Pero esto, como puede verse, es una toma de partido personal por una forma particular de hacer sociología.
Hola Pedro:
Esto es un blog abierto (también a politólogos) por ello estás invitado a participar con tus propias entradas (ma´s allá de los comentarios) al blog, mándame un correo a schristianorgaz@hotmail.com y vemos la forma de registrarte en el blog.
Siento utilizar esta forma tan impersonal pero no he visto otra forma, esperamos poder contar contigo.
CRITICA A LAS FORMAS:
Yo soy el aludido, me someto al escarnio público;
Bueno, mucho es lo que se me ha estimulado leyendo tu texto (en todos los sentidos y connotaciones desgraciadamente ha primado lo negativo) Me veo en la obligación de comentar una de las cosas que más me han impactado –la primera en la frente y no es ingenuo- copio textual “no ha mucho tiempo oí a alguien (sin duda reconocerá su tesis) decir que la liberalización de las prácticas sexuales responde a una voluntad de alienar nuestra libertad política. Algo así como que nos dejan que follemos como locos (con otros o con uno mismo) para que no nos preocupemos de ejercer o reclamar derechos políticos.
Me ha ofendido, el hecho de que no se me nombre directamente, el hecho de que se me utilice como ejemplo personificado, (no se puede identificar autor y texto y menos si es una oralidad) que no se comprendiera lo que dije y que además se me juzgue como persona “me parece tener mucha fe pero poco talento para la observación” ¡¡¡chapo!!! (nos damos de hostias o lo doy por olvidado??) No criticas mis palabras orales sino mis capacidades… no voy ha entrar en descalificaciones personales pues no me va ese rollo.
No me gusta nada el tono de esta entrada (no solo por mi veo alusiones indirectas y demasiadas identificaciones entre texto y autor así como ninguna sensación de grupo), me parece que no se está siendo buen compañero y que se está perdiendo el norte de lo que este blog representa, esto no es ni una competición por ser el más… ni es un combate de boxeo en el que cada uno con sus entradas tiene que noquear al contrario. Es la última vez que tolero una entrada así y no quiero decir que vaya a censurar a nadie, pero si me negaré a realizar comentarios a aquellos textos que tengan este estilo, es decir, el silencio más absoluto será mi forma de protestar pues no puedo permitir entrar en estos juegos de la provocación y la respuesta. La violencia de esta entrada desacredita cualquier argumento. En esta línea, lo que los autores clásicos dijeron ni es un testamento (en tanto que palabra divina) ni es un arma para machacar al disidente, ni tampoco son (al menos para mi) argumentos que doten de autoridad a nada ni a nadie (si acaso denota inseguridad o poca libertad intelectual) también es verdad que en la Ciencia Formal las citas son un requisito obligado pero este ejercicio de sometimiento no tiene parangón con la vida, y espero que este blog esté más cerca del segundo que del primero, espero no sacar de esta experiencia buenos compañeros sociólogos sino buenos amigos.
En este comentario estoy haciendo un balance de las formas, desgraciadamente éstas han sido tan soeces y violentas cargadas de arrogancia y desmesura insolidaria que no podré comentar el argumento (que es interesante y mucho tiene que pulirse) es una pena, pero espero que a raíz de este comentario no se produzca una guerra de acusaciones, solo que se recapacite, que cada uno mire que puede cambiar, porque por mucho que se me ataque no voy a responder de la misma forma, tengo demasiadas experiencias negativas en el camino de la violencia y no puedo hacer otra cosa que negarme a entrar en el juego.
Dicho esto he de aclarar el mal entendido de qué es lo que quise decir, en base ya que yo no confundí casas o funciones, sino que hable de un proceso con unos resultados concretos. Según Marcuse (en la obra El Hombre Unidimensional (de lectura voluntaria, lúdica, festiva, obligada o lo que a uno le de la gana) analiza a través de la literatura la evolución de la represión política a partir de la obra Madame Bovary como ejemplo de “producto burgues” (que si que suena a lo que Javi bien llama sociología de la conspiración) en el que la mujer aparece como un sujeto no liberado, es decir, represión política y sexual. Por otro lado, el autor, elige la obra La Gata en el Tejado, (ya en el siglo XX) en la que la protagonista está liberada sexualmente pero no cuestiona su libertad política, esto es una “sublimación” satisfecha. Es decir, libertad sexual si pero represión política no cuestionada. Lo que yo decía es que en el proceso de adquisición de libertades se ha obtenido una gran libertad sexual (que habría que verse) pero no se ha avanzado en la misma dirección que las libertades políticas. Lo que yo decía, entramos en la duda de si el emisor sabía lo que quería decir y el receptor entendió lo que le pareció, o éste entendió otra cosa porque el primero se expreso mal, o lo entendió bien y lo ha descontextualizado en un ejercicio demagógico… que pena que no esté escrito para poder ceñirnos a algo, es lo que tiene argumentar una textualidad con una oralidad que los argumentos no son más que aire exhalado y sin soporte para la memoria, es decir, que ese ejercicio vale tanto como querer en una conversación estar participando a partir de lo que uno va leyendo en un texto elaborado previamente…absurdo, pues el campo de lo oral y de lo textual se mueven en ámbitos bien diferenciados de facto. Bueno al grano, lo que yo decía, es que parece que es menos conflictivo el acto de liberarse sexualmente (en tanto que es individual) que el hecho de reclamar derechos políticos (una cosa es follar con lo que quieras y otra que la sociedad te reconozca a ti y a tu pareja como una unión con derechos…) a demás, el luchar por derechos políticos es más conflictivo ya que supone transformar abiertamente el sistema (jurídico, político…). En la oralidad y la euforia del momento (tras todo el día bebiendo y hablando sobre el tema –pudo haber antes o no tiempo para haber matizado los términos del análisis-) puede que dijera algo así como que “es instrumental para el sistema (en tanto que orden social, equilibrio, estabilidad) el hecho de que haya libertad sexual pues (apoyado en la elaboración de Marcusen) parece ser que satisfecha ésta se reduce las ansias de otras libertades”… solo era un idea en el momento al hilo de lo que hablábamos… y por cierto en el acto nadie me la rebatió lo que me parece un poco canalla el volver ahora sobre el tema. El que esté libre de culpa de apasionarse que tire la primera piedra. Otra cosa es si estas ideas estuvieran escritas, lo que no es un invitación ni un lance para que se sondeen mis aportaciones para ver dónde se esconde el pecado, pues esto requiera que el otro se sienta juez, es decir, que se enfunde de una autoridad y capacidad que NADIE tiene ni puede tener.
Solo espero que hayan quedado aclarados los términos de mi comentario utilizado por Javi (inadecuadamente), espero también que este comentario sea constructivo para todos y en la crítica me incluyo a mi mismo, (nadie está libre de culpa) más allá de criticar las formas y la violencia así como la actitud manifiesta en el texto (no es una crítica a la persona que lo ha escrito) y que ya he visto en otros textos no necesariamente del mismo autor (no digo nombres porque no pienso en nadie en particular). Por lo tanto y que quede claro si en el futuro hay entradas que no comento es o porque no tengo nada que decir (sin acritud) o que me ha ofendido el tono o formas. Finalmente, si este pequeño incidente se resuelve favorablemente para todos -que me imagino que si- entonces comentaré algunos aspectos del texto muy interesantes, felicitar a Javi por el estilo sencillo de la redacción y por el contenido lógico del texto, que no por las formas, pero bueno ya lo he dicho y no me voy a cebar, pero he tenido que comentarlo porque hablando con otros miembros del blog a todos nos han parecido excesivas. Pues nada espero que este pequeño problema de respeto mutuo quede solventado en adelante y sino me limitaré a leer y callar. Un abrazo a todos y ánimo estoy muy satisfecho de lo que se está convirtiendo este blog.
Bueno, para empezar familia nunca pensé que se tomara tan a la tremenda mi texto. Puede que mi estilo, en este caso, haya sido demasiado agresivo en las formas, pero no lo ha sido en ningún momento en las intenciones ni en el contenido. Dejaré de leer a Nietzsche (mentira...). Quiero dejar claro que la única referencia personal es la cita de tu supuesta tesis, que directamente me invento partiendo del ligero recuerdo que tenía de aquella tarde. Pensé que era tan obvio que la había formulado según me convenía para lo que quería decir que no hacía falta añadir otro paréntesis aclaratorio. Aparte de manipularla a mi antojo maquiavélicamente para alcanzar mis fines, no tuve ninguna intención de usarla como arma para descalificarte, lo cual, por otro lado, no tendría sentido por mi parte, puesto que creo que nos entendemos bastante bien. No tiene, como nada de lo que digo en el texto, carácter acusatorio. De hecho, el comentario que se encuentra más adelante entre paréntesis (“llamarlo liberación sexual me parece tener mucha fe, pero poco talento para la observación”), que podría parecer un dardo venenoso dirigido a alguien muy concreto no es más que una crítica lanzada al aire, sin apuntar a nadie en especial, si bien es cierto que la hice pensando en que fuera útil a quien pudiera sentirse aludido o quien se diera cuenta de que sus formas de hacer van en esta dirección y sintiera como yo que no son las más adecuadas para hacer buena sociología (recalco, como en mi comentario anterior, que es una toma de partido personal basada en juicios de valor personales, y, por tanto, perfectamente contestable).
Se perfectamente a quién puede molestar más o menos el texto. Desde luego pensé que la referencia a tu supuesta tesis se entendería claramente como una coña. Más adelante, muchas de las críticas vienen inspiradas en parte y no tan en parte por el marxismo tal y como lo oigo formular en mi vida estudiantil continuamente (hasta llegar al hastío). Por ellas podría ofenderse Adri o incluso Asier por sentirse marxistas o cercanos al pensamiento marxiano (que no marciano, como se empeña en poner el corrector de word), pero creí que vista la confianza que tenemos no se interpretaría como lo que no es, es decir, como una acusación. Sólo condeno lo que al principio del texto defino como sociología que he dado en llamar de la conspiración: “una serie de tendencias, actitudes y prácticas discursivas, a una serie de formas de pensar y de hacer sociología” que no me gustan, y creo dar suficientes argumentos en contra de cada una de ellas. Apunto a actitudes, formas de razonar, formas de expresarse que me parecen fallidas, poco rigurosas, poco acertadas o lo que sea y las ataco una a una. No apunto a personas.
Este es uno de los problemas del soporte escrito (lo mismo pasa por el messenger): no está presente el emisor, no se ven sus gestos, su cara, los signos que denotan sus intenciones, lo que puede inducir a interpretaciones erróneas de las mismas. Esto no pretende ser en ninguna medida una excusa, puesto que obviamente tenía intención de atacar duramente a ciertas actitudes y formas de pensar que me disgustan. Quizá me he tomado demasiadas libertades en la forma de escribir amparándome en la libertad creativa que se me ofrece en este blog, no se. En cualquier caso, escribí esto sin demasiado detenimiento y sin un trabajo malévolo de acusación semi-maquillada.
Releed el texto con otros ojos (Yo lo he vuelto a hacer y no veo tanta mala forma, realmente, quizá porque conozco mis intenciones) y pensando que no he querido herir a nadie y que no he identificado ideas, textos o cualesquiera productos con sus productores en ningún momento. Sencillamente es algo que no me entra en la cabeza. Si he roto el bueno rollo de este blog me apenaré de verdad, porque me sentía muy cómodo expresando mis ideas, y consideraré oportuno que se retire mi texto del mismo. Aparte, sería útil indicarme con exactitud qué es lo que plantea problemas en el texto más allá del contenido teórico (que también me interesa) para enmendarme, ya que no pretendo escribir sin tener en cuenta a sus destinatarios inmediatos (que no sus víctimas), que sois vosotros.
Con cariño y amistad sinceros (que moñas ha quedado eso, por cierto que sea), firmado el menda.
Por terminado, LAS FORMAS:
Bueno, no hables en pasado sobre el buen rollo pues no se ha roto nada; ni por ti, ni por mi, ni por nadie. Es un buen blog, la gente está implicada como ninguno de nosotros habríamos imaginado nunca y ten por seguro que nadie nunca va ha pedirte que te censures, tienes toda libertada para expresarte y lo escrito se queda como tal.
Ahora bien, solo veía algunas formas (unas malentendidas -por lo del lenguajes escrito- y otras implícitas –pero sin mala fe, aunque a veces parezcan dardos-) que no me gustaron, pero bueno creo que han sido matizadas y que quizás en el futuro se resolverán, como dices, añadiendo algún paréntesis y matización. También se que el hecho de aludir a mi persona era una forma de llamar mi atención para que comentara el texto y no por otros motivos negativos, se que tienes un “espíritu” provocador que te impulsa a buscar la buena confrontación dialéctica. Todo esto lo sabía antes y lo sigo sabiendo ahora, pero me vi obligado a hacer explicito unas sensaciones que eran compartidas, lo que no quiere decir como bien dices que sea una crítica a la persona sino a las formas del texto. Y que espero que no te sientas el chivo expiatorio pues esas formas están un poco en cada uno de nosotros.
Personalmente como dices, tenemos buena sintonía, no tengo ninguna duda de que serás un buen sociólogo y por lo que hemos vivido mejor persona, estoy muy contento de compartir con todos vosotros/as (espero que las chicas se apunten también que están invitadas de sobra) esta experiencia, porque me permite expresarme y sentirme en esta “comunidad” más humano, más realizado. Enhorabuena Javi sigue así haciendo buenas entradas (aunque copiando menos las formas de Nietzsche jejee un) … Te aseguro que en unos días (cuando acabe el dichosos trabajo) te comento a fondo tu texto… habría que ir pensando en una síntesis de los textos… pero bueno ya se verá… hasta entonces seguiremos expresándonos con libertad e igualdad (no hay que separarlas como dice Pedro) en esta gran familia que esperamos que crezca al igual que el buen rollo, un fuerte abrazo para tod@s y todo mi cariño (que moñas yo también… creo que es por los días del mes y los influjos de la Luna)
Bueno damas y caballeros, confio en que la serie de "incidentes" acontecidos en torno a ésta entrada no lleguen a ser "sangrantes", personalmente, creo que de cada cosa que hacemos, (incluso de ver el tomate) aprendemos algo, o, por lo menos, nos cambia en algo. De modo que nos propongo a todos (esacto, yo también formo parte delproblema como no) dejar a un lado cualquier atisbo de resentimiento, ofensa o culaquier otro término que el nos pueda ofrecer la lengua castellana que empleamos y que intentemos obtener una enseñanza, un aprendizaje de todo esto, y sobre todo,lo pidoencarecidamente,una reconciliación común. En mi caso, así ha sido aunque creo que aún puedo aprender mucho más.
Por mi parte (jamás me atrevería a hablar en nombre de otros aunque espero que el resto tengaís una opinión o una postura cercana a la mia) creo que la función del blog (aunque con tanta disquisición ya no se si debería decir función, fin o que se yo) es la de construir un espacio COMÚN sin ninguna aspiración de protagonismo por parte de nadie (por favor, lo aviso desde ya, no doteis a mis palabras de intencionalidades que no tienen, nada de lo que digo o pueda decir es un ataque contra nadie a no ser que yo diga lo contrario, soy una persona directa y si tengo algo que decir a alguien se lo digo y punto no me ando con mensajes velados y significados ocultos, la ironía, el sarcasmo,la mordacidad, la acidez y las puyas las guardo para mis enemigos no para mis amigos)
Como decía, el blog para mí es un espacio común de construcción, horizontal, en el que todos compartimos y aprendemos unos de otros, las criticas, por supuesto son contructivas y las entradas son para continuar creando ésta red decomunicación y pensamiento, para profundizar más en nuestra realidad y en nosotros mismos, no para destrozar con argumentos formalmente superiores las aportaciones de otros, ni para quedar por encima de nadie.
Ante todo, creo que tod@s somos amig@s, o eso es lo que a mi me gustaría, y que el espiritu competitivo o jerarquico no es el nuestro.
Bueno amig@s espero que mis palabras puedan contribuir de alguna forma a disminuir cualquier tipo de fricción-hostilidad que haya podido producirse.
Por otro lado, Rujas, salvo ciertas cuestiones formales sobre las que ya se ha comentado suficiente me parece de modo que ni quiero ni voy a insistir tu texto me ha parecido muy interesante, cuando acabe algunas cosas que tengo pendientes reflexionaré sobre él con detenimiento y comentaré algo, adelantarte solamente que me ha aportado puntos interesantes para tratar en un texto que ya había empezado a escribir hace tiempo y que gracias a tu entrada podré ampliar.
No me extiendo más,
Salud para tod@s.
Una sola cosa comentare mas datladamente una critica al reduccionismo de la sociología de la ingenuidad que hay en este texto. Tenemos una mania creo que en pos de un intelectualismo barato de complejizar al analisis social en pos de quedar como grandes eruditos cuando realmente hay cuetiones que son mucho mas simples de lo que parecen realmente y vuelvo a repetir las diferencias esnciales de las estructuras sociales son las que marcan el desarrollo de estas la división social del trabajo es la fundamental de hay parte todo la diferncia material y de distribución de los recursos se que es algo mas complejko que hay ams variables que observar y procesos de cambio pero no seamos ingenuos burgues no es un insulto es una categoria que establece desigualdad en la extracción de plusvalia y explotación.
Una breve respuesta (disculpas por las faltas y sustituciones, es un teclado frances). En primer lugar, creo que tanto el texto como la respuesta a la intervencion de Pedro (sobre el objetivismo ingenuo o la pretension de neutralidad) van en una direccion muy distinta a la de una sociologia ingenua, pero estare encantado de que se me segnale en que punto(s) concreto(s) mi texto es ingenuo. En segundo lugar, creo que al comentario de Adri subyace una opinion personal muy clara sobre mi personal forma de pensar, xd. Al parecer formo parte del "intelectualismo barato" de los que buscan "quedar como grandes eruditos". Sinceramente, siento dar esta imagen, pero vayamos a los argumentos, que son mas interesantes: no creo que se trate de complejizar el analisis, sino de analizar la complejidad. Analizarla sin reducirla arbitrariamente. Admito, porque no soy tan ingenuo, que la ciencia no puede dar una imagen 100% exacta del mundo, cosa que, por otro lado, tampoco tendria sentido (no hay mas que pensar en la metafora de los cartografos de Borges). Pero, de esto no se deriva que la ciencia tenga como objetivo reducir la complejidad. Su objetivo es comprenderla y explicarla. Si para ello es necesario complejizar el analisis, con sus instrumentos y metodos, creo que deberia hacerlo, siendo siempre consciente de que siempre habra algo de reduccion en su analisis. El problema que surge aqui es el de donde esta el limite entre la reduccion legitima y la reduccion excesiva. Nos encontramos de nuevo ante un problema de etica cientifica al que se pueden dar diversas respuestas y al que yo, personalmente, respondo de esta forma. En tercer lugar, segun se desprende de las frases que siguen (no se si corresponde a tu intencion), identificas ser ingenuo con no ver que "las diferencias esenciales de las estructuras sociales son las que marcan el desarrollo de estas", que "la división social del trabajo es la fundamental", porque "de ahi parte todo la diferencia material y de distribución de los recursos", pese a la existencia de otros factores. Obviamente, la primera afirmacion constituye una clara toma de postura en favor del estructuralismo, que no tiene sentido discutir ahora y que respeto como tu opcion personal. En lo que respecta a las siguientes afirmaciones (sobre la centralidad de la division del trabajo), creo que no deben plantearse como un a priori, axioma, postulado, punto de partida, etc., sino mas bien como una hipotesis de trabajo a contrastar mediante el estudio sociologico. En ultimo lugar, como bien dices, "burgues" es una categoria. Una categoria que, segun la teoria marxiana, designa a aquellas personas pertenencientes a la clase social dominante (burguesia) en aquellas sociedades caracterizadas por un modo de produccion capitalista. Y todo lo que esto conlleva: propiedad privada de los medios de produccion, lucha de clases, explotacion, etc. En este texto, no pretendia en ningun caso meterme en el debate de si es una categoria valida o no, o sobre lo que designa originalmente en la teoria marxiana. Lo que queria segnalar es un uso muy concreto de la misma como arma arrojadiza y acusacion mas que como concepto de analisis, uso este que, en mi humilde opinion, no contribuye mas que a vaciarla de su sentido original y a banalizarla.
A ver si se te ve mas por aqui Adri, que se agradece tu participacion.
Un abrazo a todos.
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