miércoles, 7 de noviembre de 2007

* Al Borde del Abismo

Saludos damas y caballeros nuevamente, se que hace mucho que no participo en el blog, y después de tanto tiempo tal vez ésta entrada no sea la mas apropiada para incorporarme de nuevo, es más, tal vez ni siquiera sea adecuada para este blog, pero, ¿que puedo decir? es lo que hay.
Varias han sido las razones de mi inactividad, y bueno, depués ha sido este texto lo que ha surgido, no tiene ninguna pretensión de ingún tipo, diría incluso que se sale de la tónica del blog, es más un relato que otra cosa y no espero que aporte demasiado a nadie, pero en fin lo he escrito y ahora quiero compartirlo con vosotros desde el Abismo.

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Mi desventurado caminar me llevó hasta parajes maravillosos, ricos en colores y matices, en placidez y sensaciones.
Más tarde, mis pasos me condujeron a lugares de pesadilla, oscuros y opresivos, recorrí caminos tortuosos bajo nubes de tormenta, a través de una tierra baldía, inhóspita, muerta.

Largo y penoso ha sido mi viaje, en el he hallado algunas alegrías e innumerables tristezas, he visto muchas cosas, gran número de ellas, desearía poder olvidarlas.

Ahora, parece que el camino se acaba, he topado con un obstáculo, aparentemente insalvable: un descomunal y sombrío abismo abre sus milenarias y hambrientas fauces ante mí.
Desafiando al sentido común, me aproximo aún más, más cerca, más cerca, hasta que la mitad de mis pies se hallan sobre el negro vacío y la otra sobre fría roca. Soy consciente del peligro de precipitarme en las insondables y sempiternas profundidades de la enorme sima, mas soy incapaz de moverme, hay algo en todo aquello que me fascina, me atrapa y me aterra al mismo tiempo, preso de mis contradictorias emociones y sensaciones, con todo mi cuerpo paralizado, contemplo y reflexiono:

Estando al borde del abismo, no se sabe si realmente existe tal precipicio, si lo hay, no se ve el final.
Al borde del abismo, todo se ve claro, nítido, univoco y obvio, o todo se muestra difuso, caótico y confuso. Todo parece muy bello, perfecto, deseable, correcto, y al tiempo todo resulta repugnante, pútrido, espantoso y aberrante.

Aquí, cada pensamiento, palabra o acción parece muy real, y al momento siguiente, todo es falaz ilusión.
En el borde del abismo hay un camino marcado, recto y sencillo de seguir, si embargo, al intentar recorrerlo, el camino se disuelve, y ya no hay más que sombras y sangre que nublan la visión.
En este insólito lugar hay un espejo. Al reflejarme en él, a veces, no me reconozco, otras sí lo hago, pero tiemblo ante lo que veo.

Hallándome a punto de perecer, Aristóteles se encuentra muy lejos, inalcanzable. ¡Ah virtuoso término medio! ¿cómo lograrte cuando la elección es saltar o que me empujen?
Suspendido ante la nada, desconozco quien soy, ignoro como soy, como quiero ser y por supuesto, cómo debo ser.
Imposible dilucidar qué debo pensar, qué es bueno y qué es malo, si es que acaso existen el bien y el mal. ¿cómo es el mundo en el que vivo? no me conozco, ni conozco nada ni a nadie.

La experiencia se hace insoportable, con esfuerzo, doy media vuelta, quiero regresar. No me sorprende mucho comprobar, que no hay lugar alguno al que volver, tan solo lóbregas y olvidadas ruinas, antaño espléndidas y grandiosas, ahora carcomidas, por la incomprensión y la estupidez.
Ante mí, el vacío tenebroso, tras de mí, ruinas yertas, no se puede avanzar, retroceder no es una opción, solo queda caer...

Estoy en medio del océano durante una noche sin luna y sin estrellas, no hay ningún faro, ninguna luz que muestre el camino a tierra, a lo seguro, a lo firme. Soy un naufrago de mente y espíritu, estoy condenado.

Espíritus, dioses, Dios o aquello que seáis si es que por ventura sois algo: Por favor, mandadme una señal, una guía, en el monstruoso abismo de la locura estoy a punto de caer, mi razón se ahoga y mi vida parece menguar.
Necesito algo, lo que sea que me ayude a salir de éste abismo, y que no me arroje a otro aún peor.

¿O es que tal vez no hay nada más? ¿quedaré entonces atrapado en este nihilismo sin salida, donde se hacen visibles los más oscuros, perversos y recónditos rincones de la mente humana?

4 comentarios:

S. Christian dijo...

Bueno, enhorabuena, aún de las peores cosas si nos ponemos podemos sacar grandes enseñanzas, en realidad eso es el aprendizaje, el asimilar lo que te pasa, las circunstancias y aún sin saber cómo salir de ese nihilismo plantearlas.

Obviamente estoy identificando obra y autor, pero bueno, aunque esta relación no es del todo correcta, se que la amistad que nos une me permite tal inferencia, aún sabiendo que el texto es un buen cuento, una exageración, que en el fondo comparte eso que todos/as sentimos en algún momento durante unos minutos o días.
Precisamente por ello, por que también he experimentado similar situación en ocasiones, creo que puedo con todo el respeto plantear algunas preguntas, que tal vez ayuden o permitan avanzar en el pensamiento.

No creo que estemos en un abismo, “como el que ha caminado y solo le queda un pasado a extinguir y un fututo abismo”, más que nada porque ese corte entre el pasado y el futuro es un constructo. No es que no haya camino, es que las sombras nos impiden ver el camino. De tal forma que no podemos pararnos, la vida es como un caudal que no admite cortes en el tiempo, elegir caer o tirarse a la piscina es elección, pero el no elegir no impide los efectos de la acción, solo limita la capacidad psíquica para asimilar y transformar lo que en tu mano está.

Otra cosa más, poder permanecer en el abismo es una cuestión de posibilidad primero y de elección en segundo lugar. De posibilidad porque para tener un (determinado) problema hay que tener unos niveles materiales satisfechos (me acuerdo por ejemplo de Maslow y la pirámide de necesidades, otro podría acordarse de Marx…según el gusto.) En segundo lugar, de elección, pues cada uno elige en última instancia la dedicación de sus pensamientos. Obviamente en ocasiones, de bajón ( a todos nos pasa, creo yo) uno se ve sumido en un “vórtice” descendente (como dice Asier) de imágenes, sensaciones y pensamientos negativos, pero eso es normal. Ahora bien, en nuestra mano está elegir hacia dónde dirigimos nuestras capacidades. Esto enraiza con el pensamiento griego “eudaimonía” -sin conformismos estupidos- sino más bien con inteligencia “emocional” (no me gusta mucho el término pero es el que más se acerca a lo que pretendo expresar).


Finalmente termino con aquella oración que reza así:

Señor, dame fuerzas para cambiar lo que está en mi mano cambiar,
Señor, dame fuerzas para afrontar lo que no está en mi mano cambiar,
Y, sobretodo, dame juicio para distinguir entre una y otra.

Creo que hay algunos elementos para la discusión personal y colectiva, aplaudo también la valentía personal de apostar por otro tipo de textos en el blog, creo que podría entrar todo lo que nos parezca de interés.

Ánimo y un abrazo.

Adrián Ruiz Ibáñez dijo...

Por el borde del abismo hemos pasado todos, en algún momento todos hemos tenido ganas incluso de dejarnos caer,por el ahí que tener cuidado,para salir de ese borde ni agarrarse a clavos dogmáticos que nos hagan estar seguros ni creer que todo lo que huele a certidumbre es negativo, hay que saber estar al filo de la navaja.
Por otro lado siempre tenemos que ver que en la creación de nuestra conciencia todos los momentos de nuestra vida nos enseñan algo, la vida no tiene sentido sin un continuo aprendizaje, ya no solo del eruditaje y la elite intelectual de moda sino de nuestros seres más apegados y de nosotros mismos.
El borde del abismo lo engloba todo, estamos continuamente en el, es el borde el término medio que describía Aristóteles, por que no vivir en el.

Petrovich dijo...

¿Esto no tendrá que ver con Hermann Hesse? Mira que os lo digo, niñ@s, que no se lee a Hesse cuando uno está cuarto y mitad y...ni caso. Hablando en serio, estar al borde del abismo tiene, como decís, su aprendizaje y, por tanto, su vertiente consciente. Casi me atrevería a decir que, por experiencia, es EL APRENDIZAJE o la "lucidez" (esto con muchas comillas, eh? que luego me llamais determinista). La toma de consciencia del abismo es una prueba inmensa de superación; lo siento por los pesimistas y/o filósofos, pero el nihilismo es una toma de consciencia de lo que NO se quiere. Y más todavía si, pasando de Nietzsche a Hesse, en lugar de contemplar el vértigo del acantilado, nos sentamos y contemplamos el abismo. A veces vemos sombras; en otras ocasiones, es Leviatán quien nos despierta del letargo. Un sueño que, quizás, puede parecer nostálgico, depresivo, condenado...pero si miras a tu lado, verás muchos que miran el acantilado, sentados o de pie. No se trata de ver en el "mal de muchos, consuelo de tontos", sino de la posible "tendencia": si en lugar de mirar el abismo como "realidad social real, propia y colectiva", pero de forma individual, nos sentamos todos en el borde? La ciencia y la reflexión también conlleva esto: que, llegado a un punto de consciencia, queramos saber tanto y tomemos cierta noción de ello ("gestio scire omnia"), hasta el punto de creer que nos caemos...pero sólo es eso. Creemos que nos caemos...pero no. Ahí estás para mirarle a los ojos a Mefistófeles, a hablar con él, a aprender más todavía de tí mismo, y en esas circunstancias, quizás las únicas en las que uno puede escucharse plenamente; también podrás ver, con lágrimas en los ojos, que otros sentados al borde se levantan y rugen, mientras algunos se dejan caer...ser lobo estepario es muy duro, sí. Pero sabes que eres tal, y que estás en esa condición. Cuando ves tan de cerca los ojos a la muerte, te das cuenta de que son muy bonitos...pero fríos, y el borde del acantilado resurge normalizado e interiorizado: que esté así manifestado en el inconsciente es muy lógico. Que seas capaz de tomar consciencia de ello, justo en ese punto, es más difícil. Si puedes mirar abajo y escupir la ira hacia abajo, llorando la vista a tu lado...Enhorabuena, eres libre.
Un abrazo


PD: perdón por no escribir más, pero vuestro querido amigo Carballo me tiene...

Daniel Caballero Gutiérrez dijo...

Tiene gracia Pedro que hayas comentado lo de Hesse, ya que justo depués de escribir ésto empecé a leer el Lobo Estepario, es decir que éste texto no ha sido a raiz de la lectura, más bien al contrario, pero es una de esas casualidades raras, ha sido karma en serio, porque pillé el libro sin saber exactamente de que trataba ni nada, y al empezar a leer no me lo podía creer.
Aún no lo he acabado, pero las coincidencias son más que notables.

Creo que hay una gran sabiduria en tu comentario, y además lo has dicho muy poético, y estoy de acuerdo, es muy dificil ser un lobo estepario, pero es mejor darse cuenta del abismo que estar tan hundido en el que ni siquiera te das cuenta.

Y sí, así es los ojos de la muerte son hermosos, pero frios.

Un abrazo para todos y gracias por los comentarios, ya os contaré cuendo me termine el libro.