martes, 27 de noviembre de 2007

* Sociología: Teoría y Praxis de la Seducción:

Me encuentro un poco confuso, parece ayer cuando entré en la universidad y sin embargo estoy cada vez más cerca ya de marchar. Quizás por eso, no en vano, nos preguntamos por abismos (en parte y solo en parte) , o nos sentimos agobiados sin saber por qué, o tal vez no. El caso es que me permito explayarme (en todos los sentidos) en este texto casi espontáneo en el que reflexiono en voz alta, o escribo a ritmo de voz, dudas, posibilidades, limitaciones… en fin, el texto tira por la sociología pero seguro que los politólogos se sienten muy identificados en lo que al mundo laboral se refiere, no solo porque compartimos en Madrid “colegio” profesional sino también porque cada vez el mercado apuesta por saberes técnicos, cada vez más politólogos aprenden a usar el llamado y temido SPSS… En fin, nos queda un año y medio de carrera (más o menos) y después…?
No es cuestión de asustarse ni agobiarse, sino de ir sopesando dónde estamos y dónde vamos. Esto es lo que he apuntado, espero que entre todos abordemos algo de luz sobre el tema o alguno de los temas, reconozco la desorganización y en ocasiones la mezcla de temas...es una reflexión a tiro de pluma (teclado) no un artículo meditado...Espero que no se convierta en otro plomo de este blog como lo ha sido, por mi parte, el privilegio de la educación y sus sagas... En cambio, con este texto planteo algo abierto, que gracias a los comentarios se pueda volver a abrir el texto y cambiar aquello que pueda ser de utilidad consensuada...en fin, se verá.

Sociología de la Seducción:

Parece haber consenso en que la sociología es en teoría una ciencia particular y bien definida, prueba de ello es la extensa literatura sociológica desde los padres fundacionales hasta la actualidad. Sin embargo en la práctica parece más bien un cajón de sastre, una formación diversa en multitud de temáticas parecen dotar al sociologo/a de capacidades genéricas, capaces de satisfacer multitud de demandas, científicas, sociales o políticas. Es tanta la variedad que uno no sabe si el sociologo nace o se hace, parece especialmente interesante los segundo, pues si se hace, gracias a qué. Suerte, fortuna, trayectoria, expectativas de posibilidad, artes de seducción.
En la práctica, me parece, que hay una multiplicidad inabarcable de expectativas, como un árbol (licenciatura) con multitud de ramas (posibilidades laborales), como dijo una vez una profesora, el sociologo ha de seducir…

¿Expectativas y posibilidades laborales de un licenciado en Sociología?

Sin embargo, sin negar la necesidad de seducir, veo una compleja relación e interrelación entre las ramas de ese gran árbol de la sociología. Obviamente el corte entre uno y otro campo (en un principio) no son iguales para todos, por un lado, las posibilidades económicas, por otro, el expediente académico. De esta suerte resultará posibilidades y limitaciones, pero en general ¿qué posibilidades laborales tiene un sociologo?
Es una pregunta compleja a la que no espero responder en este texto, entre otras cosas porque no tengo experiencia y, sobre todo, porque como decía más arriba no hay un claro mercado laboral para el sociologo/a. Sin embargo, esbozaré unas líneas que espero que entre todos/as completemos:

a) El titulo y la experiencia universitaria como vivencia: Si efectivamente, no todo el mundo que estudia acaba ejerciendo, puedes obtener tu titulo de sociología y después dedicarte a cualquier cosa.

b) El Título como llave de inserción laboral difusa (en cuanto a la relación directa o no con la sociología): La realidad es una amalgama de demandas que claman licenciados como un simple filtro (gracias al cual se aseguran de que el trabajador sabe leer y escribir) esta es una llave que te abre las puertas para trabajar en multitud de ámbitos, aunque el desempeño no tiene porque tener necesariamente mucho que ver con tu inclinación sociológica. También gracias al título se puede opositar y “chulear un sueldo a la institución pública”, entre éstas es especialmente “jugoso” la de profesor de secundaria, bedel o "vedelte a saber"…

c) El título como vínculo directo a la empresa, en éstas se valora el título y el nivel de ingles (puedes competir con un psicólogo, economista o cualquier otro por un mismo puesto). Ya más específicamente relacionado con la sociología, ayuda también un buen manejo de Excel y SPSS. Quizás con suerte entrar en un departamento de investigación, aunque la empresa es de por sí otro gran árbol con multitud de ramas y escalafones, no es raro la cantidad de “becas” (esclavitud encubierta) para “selección” de personal. Tampoco hay que desanimarse, para bien o para mal, cada vez hay mayor demanda en estos entes privados.

d) El título como lubricante de la endogamia académica: Si, un buen expediente pueden ubicarte dentro de la carrera académica hacia un envidiable puesto de profesor, no sin antes pasar por multitud de pseudo contratos que no te darán cierta estabilidad hasta los cuarenta (cosa que no te aseguran casi ninguna de las anteriores opciones). Dentro de este ámbito también puedes ser un cerebro fugado, es decir, pillar una buena beca e irte algún instituto en algún país que pague por investigar o…

e) Llave para una beca de doctorado, son pocas y se miden con lupa, normalmente suelen ser el primer paso de la endogamia, aunque no solo encontramos becas públicas también las hay privadas. Digamos que es una opción que no debemos perder de vista, pero también ser conscientes de que son casi una lotería. Ojo, como la lotería cada vez hay más, por lo que no está mal ir mirando cosillas...
f) Seguir estudiando, hacerse un master (si es con beca entra en las anteriores categorías) u otra carrera, cursillos... ¿y mientras, de qué vivir? bueno, es una opción pillar un currillo regular (de sociólogo/a o no) y mientras seguir (de) formándose...

g) Finalmente, en esta pequeña lista de categorías profesionales, termino con una subcategoría a modo de saco roto en el que entra todo lo demás nombrado o no… así podemos acabar desempeñando funciones en ongs, sindicatos y ayuntamientos (nada despreciable, más bien lo contrario, auque dependerá de muchas cosas; sueldo, función, "libertad"…) en multitud de oficios. O poder optar a concurso de investigación. También se puede montar una empresa, consultora o de otro tipo, pero parece difícil si no se ha pasado por alguna de las anteriores categorías ¿no?…

Todas estas tipologías son algunas de las muchas posibles, no hay ni que desanimarse ni que optar por una sola, como decía la suerte (dios dirá) nos conducirá a una u a otra, es decir, lejos de pretender que nos posicionemos quiero aportar unos esquemas que a mi me están ayudando algo a pensarme en el futuro, independientemente de que no haya un camino igual para todos/as y de que al final, como siempre todo depende del capital social o las redes… sí, lo de siempre.


¿Teoría, Práctica y Técnica?

A la habitual dicotomía entre teoría y práctica se nos une una tercera, hija de la segunda, la técnica. Estas divisiones no son tanto una cualidad intrínseca al saber sociológico sino una factualidad en el mercado profesional.

a) De tal forma que la primera, la teoría sociológica, solo se financia por las instituciones públicas (la universidad..?) y cada vez menos. Digamos que esta rama es la que conecta la sociología con las humanidades, aunque no necesariamente. Puede haber muy buenos trabajos que permiten el desarrollo de la teoría sociológica con una buena base empírica, aunque estos son los menos.
b) Por otro lado, la “rama” práctica, se financia tanto por instituciones como por empresas, aunque aquí la sociología es más una herramienta, un medio, para satisfacer unas necesidades o demandas, sociales, empresariales, políticas… esto se relaciona (a mi juicio) especialmente con las técnicas cuantitativas y los software estadísticos. En este mundo positivista en el que vivimos no es raro que la teoría del precio sea una teoría del valor… Ibáñez dijo que las cuentas viene precedidas de los cuentos.
c) Como resultado de lo anterior obtenemos la subcategoría técnica, que se caracteriza, como la anterior, por una gran elaboración práctica más o menos desconectada de la imbricación teórica (aspecto que no tenía por que ser necesario en el tipo “b” pero si habitual, no hay nada más que ver el “habitus” de algunas consultaras, en las que lo que no se tiene se inventa con tal de cumplir el plazo). Como decía, además de una desimbricación teórica predomina una miopía sociológica, relacionada con lo que se trató en “especialización deshumanizadora”, es decir, que se trabaja en un nivel en el que el objeto de estudio es segmentario, concreto y “especializado” en un campo determinado sin posibilidad de abstracciones u otras formulaciones. Aclarando un poco, si la categoría “práctica” nos permite hacer determinados estudios (financiado por ejemplo por una empresa) sus resultados son útiles además que para el ente finaciador y para la comunidad académica, este otro, “la técnica” impide posteriores análisis, o los dificulta, al ser un objeto muy particular e inconexo (por ejemplo, la efectividad de las maquinas expendedoras del supermercado “X”…). Reconozco la ambigüedad es esta última categoría, pero es más una suposición que una idea elaborada, vosotros/as veréis si efectivamente tiene fundamento…

¿Los materiales del sociologo?

Los diversos materiales del sociologo son variados, obviamente la primera materia, mejor masa, es la masa gris, es nuestro cerebro o nuestra comunidad de cerebros lo que permite comenzar a ver campos de posibilidad.
Trascendiendo esta hermenéutica, y sin caer en los intrincados caminos de la odinología, expongo nuevamente algunos de éstos materiales y sus implicaciones…

a) El sociologo como interprete de datos/recuentos/censos: Aprovechando la oportunidad, ya que estamos al final del texto y el número de lectores se habrá reducido aún más, me voy ha permitir la provocación: Si seguimos el mandato de Durkheim “tratar los hechos sociales” no hay más hecho social que los recuentos de nacimientos, nupcialidad, suicidio, mortalidad… es decir, el sociologo como demógrafo-interpretador de Hechos. Aprovechando en parte la indefensión de este gremio (demógrafos), se dijo que el demógrafo y el geógrafo/ía era “un cajón de sastre” ¿nos suena no? A ver si con el tiempo la sociología tiene que replegarse de algunos nichos laborales de los que se ha empoderado.

b) El sociologo como productor de datos: Lo típico de corte cuantitativo o cualitativo (“cualicuántitativo o mejor, cualicuántico” ) con distintos fines, lo normal y tan complejo como se quiera.

c) Finalmente, investigación de textos históricos y cronista del futuro (por completar los tres apartados con tres categorías cada uno… es broma) El sociologo como cronista histórico e historiador de la contemporaneidad, es decir, el sociologo como investigador de la historia moderna y las repercusiones en la actualidad y como oteador de los procesos futuros y sus posibles efectos…

Nuevamente, seguro que salen más cosas, son unas notas rápidas y aunque parece que apuesto por algunas cosas más que por otras creo que todas tienen cabida dentro de la sociología, pero a veces, situarse en la elección de una y otra parece generar conflictos, al menos para mí, pues unas parecen más heterodoxas y otras más ortodoxas, desviación, anomia… en fin, la mayoría de las limitaciones son mentales, pero también es cierto que elegir una u otra parece determinar nuestro haber/capital intelectual y nuestra experiencia, quizás también provoque la asunción de un “habitus” que nos haga defender una u otra categoría como la más sociológica, quizás entonces nos habremos seducido a nosotros mismos, quizás habremos aprendido el “Arte Sociológico”.




PD: En los dos últimos apartados (teoría práctica y técnica y en los materiales del sociólogo) lo que parece planear es la estadísitca como vía de acceso (y abandono) de unos y otros ámbitos.

7 comentarios:

enbraxe dijo...

1. Creo oportuno reproducir un chiste que me contaron ayer:
¿Qué le dice un politólogo a un sociólogo?
“Una cheeseburger con patatas fritas y cocacola.”
El chiste se cuenta en el ámbito de nuestra facultad, lo cual denota que somos nosotros los primeros en ver lo jodido que está el curro de sociológo.
2. Me parece importante señalar la siguiente paradoja. La sociología es una ciencia, por tanto, un medio instrumental para conseguir unos fines. Yo soy de los que empezó a estudiar sociología porque quería cambiar el mundo. Se da un fenómeno curioso al final de la carrera –al ocaso diría yo-, es que la sociología se convierte en un fetiche en un fin en sí mismo, estaría bien reflexionar por qué hemos pasado de esos planteamientos instrumentales a unos que consisten en hacer lo que sea con tal de tener una matriz guapa de datos que analizar. Es decir, trabajar de sociólogo como fin, la sociología como fin en sí mimo. Creo que el punto de partida del texto es ése, nos movemos por cierta inercia, queremos buscar salida al capital que hemos acumulado, sinmas. (y yo me incluyo en este esquema).
3. De ahí se deriva, que las demandas más que políticas, científicas y sociales; sean más bien personales. Lo que nos mueve en un ámbito perverso de funcionalidad sistémica –el odiado capitalismo-.
4. No hay más que echar un vistazo en infojobs para ver los curros que ofertan para sociologos, cribas curriculares, etc. Pero también hay algún que otro curro guapo, echarle un vistazo... Lo que está claro es que los curros se consiguen vía endogamia en su mayoría, es decir haciendo valer las “artes de seducción”.
5. Me gustaría rescatar la hipocresía o cuanto menos, disonancia cognitiva, con la que nos movemos a la hora de reivindicar “fuera empresas de la universidad”. Si asumimos el fetichismo de la sociología no nos queda otra que congratularnos de la llegada de las empresas. Creo que todos somos putas, la cuestión es a qué precio. La discusión del precio puede ser un tema interesante desde el que abordarlo, precio al fin y al cabo es valor, y valor axiología.
6. Por último, me gustaría añadir dos posibles puestos de trabajo relacionados con la sociología, que bien pudieran clasificarse en alguno de los ámbitos que tú has señalado:
- opinador –como dicen en artgentina- o contertulio de medios de comunicación de masas. En Vaya Semanita hacían sketchs de un programa de debate de la televisión pública vasca, en la que nunca faltaba: Antxon Urrutia, sociólogo de la UPV.
- entregarnos a la odinología y presentar proyectos e iniciativas que creamos contribuyan en algo –a la sociedad, o a nuestros bolsillos; o ¿a ambas?-, buscando compradores de nuestros productos científicos.

Daniel Caballero Gutiérrez dijo...

Las preguntas ¿y ahora qué? ¿qué hago con mi vida? ¿qué es lo que quiero? ¿voy por el camino que deseo? y tantas otras son preguntas que la mayoría de nosotros nos hemos hecho en más de una ocasión, y qué al menos, en mi caso, nos hemos limitado a eso, a formularlas, a plantearlas, pero nunca nos hemos decidido a abordarlas "seriamente".
¿Por qué? porque nos da miedo, porque esas preguntas encierran a la vez caminos luminosos y también terribles abismos, y resulta más bien dificil disociar ambos.

Aún cosniguendo distinguir, siempre surge la duda de ¿qué camino escojo? o también perfectamente ¿a que abismo me arrojo? y nuevamente surge el miedo, la incertidumbre, ya que como dijo Ortega "toda elección es una mutilación". De modo que al elejir normalemente pensamos, en "lo que me estoy perdiendo" en lugar de lo que se me presenta ante mí.

Es muy caraceristico del ser humano pesar en negativo, no en lo que tengo sino en lo que no tengo, no en lo que hago si no en lo que no hago por hacer lo que hago, no en cuanto me mola lo que estudio sino en lo que no estudio por estudiar esto y así siguiendo.

De modo que nos aterra escoger un camino, no queremos renunciar a nada y al tiempo nada nos convence del todo, siempre hay pegas, objeciones. Esto a mi juicio, no es necesariamente malo, al menos en todos los casos, pero puede sumirnos en un nihilismo sin salida, en una paralisis que nos lleva a perderlo todo por no querer renunciar a nada.

Considero que esta entrada, es una entrada valiente, que pone sobre la mesa algo que sabemos que está ahí pero no queremos ver, como un cadaver que hemos esconidido en un armario para olvidarnos de el pero aún así nos llega el hedor a podredumbre.

La necesidad de posicionarse y la incapacidad de hacerlo nos sume en un espantoso desasosiego, cada uno tiene sus motivos para temer la elección, para temer la mutilación pero creo que el miedo es compartido.

Me es igual si es por ideología, temo convertirme en aquello que siempre he despreciado (en un capitalista por ejemplo, o en un alienado) temo someterme a aquello que rechazo para conseguir lo que quiero (el asco que me produce convertirme en un experto en felaciones y al tiempo el pensamiento de que es la manera más segura de lograr mis metas) el como ya he dicho el simple miedo a renunciar a cosas (si me meto en una empresa voy a tener curro y sueldo pero voy a tener que hacer lo que me digan y someterme a una metododlogía y no podré hacer refelxión critica) son todos ejemplos, un poco tontos, y seguro que se pueden poner más pero creo que ilustran lo que quiero decir.
Todo esto quizá tiene mucho de disonancia cognitiva, quien sabe, y tal vez ni siquiera la odinología nos pueda ayudar, como suele sucederme no tengo respuestas.

En cualquier caso, el cadaver está sobre la mesa, y los invitados y las moscas han acudido puntuales, solo me queda decir "buen provecho".

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Buenas!

Escribo porque me ha hecho gracia el chiste del politólogo al sociólogo. Y no por bueno precisamente, sino porque no tiene lógica real. Las cosas respecto a las dos carreras son muy distintas, y sociología a día de hoy tiene la espalda cubierta en el mercado laboral por el filón que tiene la investigación de mercados sobre todo, y en cierta medida también los recursos humanos.

Como acostumbra, no somos realistas al hablar de lo que nos compete. Los que lo tienen jodido de verdad son los politólogos..y mira que es una carrera que me gusta.

Petrovich dijo...

A ver, por partes. Respecto al chiste, estoy de acuerdo con el último comentario, pero no es cuestión de hacer "corporativismo". Politólogos y sociólogos tenemos mucho más en común de lo que acostumbramos a creer; es una carrera partida en dos (o tres, si alguien cree que Antropología también está en ello). Explicaciones sistémicas, paradojas que contestan, recurrencias, estructuralismo, contingencias, abstracción, clases, género, etnia, nación, dominación, reproducción social...en general, los "núcleos explicativos" son los mismos, pero faltan los nudos clave mediante los cuales el pensamiento social crítico (o no tan crítico) converge con la "ciencia del poder" (político). Yo soy de los que, desde un principio, estudié la carrera como un fin en sí mismo: pero no se trata de un fin sacralizado, sino como algo que reaccionaba a tres años de explotación directa (eso de ver la estructura de dominación de clase antes de entrar aquí tenía sus ventajas). ¿Qué era esta carrera? Pese a que suene obvio, era "mi respuesta" a infinidad de preguntas, cierta luz en medio de tanta oscuridad; pero eso era "una parte", mi idealismo cambió (por fortuna), pero la carrera continúa siendo parte de mi razón de ser. ¿La carrera o el conocimiento en sí mismo? ¿El "objeto" de la misma o las distintas "causas sociales" de las dos carreras? No creo que podamos diferenciar, salvo casos muy extremos, entre "fin y medios"; a buen seguro que es un medio, pero, como eje de reflexión y crítica [potencialmente] emancipadora, "debería" ser un fin en sí mismo. Lo que no tendría mucho sentido tampoco es creer que esa reflexión crítica deviene "ilustración suprema", que nos situamos por encima de "la gente" (algo muy común akí) y que podemos obviar nuestras necesidades/intereses personales y colectivos (desde mi punto de vista y en este instante, sobre todo, intereses de clase) por un voluntarismo perfectible; y que, además, eso nos hace mejores. No creo y tampoco creo que tanto pesimismo se corresponda con una percepción analítica, sino más bien emotiva (sois la hostia: capaces de destrozar cuarenta mil estructuras y ahora dando por evidencias otras. Si es que le dais muchas vueltas: ¿es que no os sirve con tres? (T-A-S)). Una cosa es la "condena sistémica" y otra las posibilidades: esto está como formación de "elites", la cuestión es de qué tipo. ¿Acaso no sirve de nada el análisis desarrollado? ¿Ni ninguna crítica? ¿Vamos a tener la jeta de "salir ahí fuera" y no decir esta boca es mía? No creo, y en todo caso no deberíamos universalizar nuestra posición marcada sobre el resto de la gente que, quizás, ni está interesada en "cambiar nada" (aunque parezca mentira). En verano despertamos un debate interesante que, dado el "buen rollo que impera", convendría resucitar: dentro del habitus, ¿hasta [y desde] dónde cabe el "para sí"?
Un abrazo, sociólog@s

Jaime Ruiz dijo...

Me parece que Christian resume y esquematiza perfectamente lo que ya muchos de nosotros teníamos en mente desde hace unos meses atrás...ese "¡coño! ¿¿Qué ya estoy en quinto??" con el que empezaron estos quebraderos de cabeza, lo hemos pasado casi todos los que estamos en la misma situación. Coincido con vosotros, excepto en la disputa “ciencia política/sociología” en la que no viene al caso entrar ahora.

Lo que os planteo, chavales, es que no hay que dejar que esta incertidumbre se nos eche encima y nos joda el día...ese temor porque se apague la ilusión o la chispa sociológica y nos convirtamos en personas que nunca quisimos ser no tiene porque ser negativo. Y la razón es muy simple, desde mi punto de vista solo el hecho de que existan este tipo de dudas, reflexiones y temores aquí planteados (e incluso expuestos y discutidos en un blog, tócate los huevos), dice mucho de aquel o aquella que se los plantea.

Confío en que si este afán por el oficio, el inconformismo con lo que le espera a uno/a y la ambición de poder llegar a desarrollar la tarea que cada cual ha perseguido perduran; será suficiente para por lo menos despertarse por la mañana con la satisfacción de dedicarse a lo perseguido (que no es lo mismo que lo soñado), por muy putas que seamos todos/as.

Y creo que si algo tenemos en común los/as sociólogos/as y politólogos/as dejando al margen las disciplinas (si también alguien quiere, unimos a los/as antropólogos/as) es algo más fuerte que los conceptos, paradigmas, enfoques u objetos de estudio con los que trabajemos; es que el interés por los asuntos humanos (y por tanto políticos y sociales) ha vencido a aquel de ser alguien de provecho y mejor reconocido en cualquiera de las facultades vecinas. Espero que por lo menos este pensamiento crítico (por llamarlo de alguna manera), nos ayude a vivir satisfechos/as sabiendo (o por lo menos creyéndolo) que comprendemos el mundo en el que vivimos (y moriremos).

Petrovich dijo...

Claro, a eso me refería con "causas sociales", con convergencias críticas y todo lo que, al fin, nos puede unir, no con otras rarezas de perspectiva

Anónimo dijo...

Es muy apetecible el debate..pero tendríamos que organizarlo un poco para seguir en ello e ir por puntos, porque ahora mismo está un poco caótico.

Estoy de acuerdo con lo que decís, pero creo que el problema base de nuestra materia es una cuestión de prestigio social (paradoja). Todos podemos estar mas o menos de acuerdo en que es una disciplina minusvalorada por la ignorancia que hay fuera; pero el problema, más que en este aspecto le encuentro en que esa impresión externa se reproduce en el seno de la carrera y muchos estudiantes también la tienen interiorizada. Eso es lo verdadéramente triste y que siempre sale a la luz cuando se establecen comparaciones entre unas carreras y otras, cuando se habla de las salidas laborales..se pierde la visión realista en favor de una imagen.