martes, 19 de junio de 2007

* Disgresión sobre lo Social y lo Colectivo

Los términos “social” y “colectivo” se usan muchas veces de forma indiferenciada y confusa, tanto en la vida cotidiana como en la vida académica. Particularmente, resulta sorprendente su confusión en el campo de la sociología, que, como estudio de lo social, debiera tener definiciones coherentes y diferenciadas de ambos. Aunque, bien pensado, no sorprende tanto cuando se tiene en cuenta la gran diversidad de perspectivas, construcciones teóricas y definiciones que se dan en la misma, lo que constituye en cierto sentido un elemento de discordia y tensión interna, pero también un elemento de crítica activa, de creatividad y de mutuo enriquecimiento de la disciplina (a veces infravalorado).
El primer paso lógico para aclarar la confusión parece ser el de dar una definición clara de ambos términos. Como estrategia de legitimación de mi texto, voy a recurrir al diccionario de la RAE (ed. 1970, casi un pergamino): Colectivo significa, según los distinguidos académicos, “Perteneciente o relativo a cualquier agrupación de individuos”, mientras que Social significa oficialmente “Perteneciente o relativo a la sociedad o a las contiendas entre unas clases y otras” (curioso: parece que algún académico en la sombra tendía al marxismo en aquella época). A la gente de “a pie” (los sociólogos tendemos a movernos entre nubes, mirando hacia abajo) le podría parecer que no hay más que una leve diferencia de palabras que apenas altera el significado de la definición. Sin embargo, para alguien acostumbrado al rigor de la definición científica, tomar por idénticas ambas definiciones resulta insatisfactorio (reitero lo de las nubes). De hecho, la diferencia es significativa: mientras lo colectivo se da en una “agrupación de individuos”, lo social se da en la sociedad. Poniéndonos sociológicos convendría definirlo de una forma más compleja: lo colectivo se refiere a la fenomenología propia de un determinado grupo de personas, es decir, a los fenómenos generados por un agregado de individuos, mientras que lo social se refiere a la fenomenología propia de una sociedad, es decir, a los fenómenos generados en la interacción social. La distinción puede seguir pareciendo algo confusa, pero el siguiente razonamiento irá esclareciéndola. Además, podemos distinguir ambos términos apoyándonos en sus relaciones respectivas con un tercero: lo individual. Mientras que lo colectivo es el contrario natural y excluyente de lo individual (si un fenómeno es colectivo no puede ser individual, o es generado por varios individuos o por uno solo), lo social no excluye lo individual, puesto que los fenómenos generados por un solo individuo pueden (y suelen) revestir aspectos sociales. Un ejemplo: la conciencia individual y la conciencia colectiva (distinción típica de Durkheim) se excluyen en tanto la conciencia individual no puede ser colectiva, puesto que la genera un solo individuo, y en tanto que la conciencia colectiva no puede ser individual, puesto que la genera un grupo de individuos de forma colectiva[1].
Pero, ¿qué relación existe entre lo social y lo colectivo?
Siguiendo el ejemplo de la conciencia, si conciencia individual y conciencia colectiva se excluyen teóricamente, no ocurre así entre conciencia individual y conciencia social, ya que, como diría Marx, la conciencia es un producto social (la vida determina la conciencia). La conciencia individual es producida en las relaciones con otros y, por tanto, tiene un componente social muy fuerte. Por otro lado, la conciencia colectiva no podría nunca excluir lo social, ya que todo fenómeno generado por un grupo presupone relaciones directas o indirectas entre los miembros del mismo. Si la conciencia individual tiene necesariamente un aspecto social, la conciencia colectiva, por el mero hecho de darse en grupo, no puede ser menos producto social que la individual.
Por lo tanto, parece que todo lo colectivo es social. Todo aquello que se da en grupo presupone influencias mutuas entre los miembros del grupo, formas de comunicación manifiestas o tácitas entre los actores, expectativas de unos sobre otros. La consciencia de la presencia del otro hace que le tengamos en consideración a la hora de actuar, incluso cuando pretendemos actuar como si el otro no existiera. No en vano la tesis filosófica que defendía Sartre en la obra de teatro Puertas adentro[2] era la siguiente: el Infierno son los Otros (no tanto ellos en sí, como el peso de su mirada objetivadora, de su juicio sobre nosotros). Nuestro ser social, la vida con los otros configura en tal medida nuestra existencia que tanto la efectiva mirada del otro como la que creemos que sería su mirada si nos viera, que interiorizamos por medio de la socialización, afectan a cada uno de nuestros actos. Por este motivo, si la mera presencia del otro le da un carácter social a nuestra acción en el sentido weberiano de acción en la que “el sentido mentado por su sujeto o sujetos [por tanto, subjetivo] está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo” (“Conceptos sociológicos básicos”, Economía y sociedad), la consciencia de la existencia del otro (sin que ello implique su presencia física) y la interiorización de sentidos y expectativas sociales (socialización) hacen de la conducta del sujeto una acción social en el sentido que hemos visto. Saber que el otro existe y que pensará, hará, nos mirará de una determinada manera según lo que hagamos hace que orientemos, consciente o inconscientemente, nuestra acción socialmente, incluyendo las acciones más íntimas[3].
A menudo la acción individual más personal e íntima reviste aspectos sociales, lo que podría hacer pensar que toda acción humana es social. Sin embargo, como diría Max Weber, mientras que acción es toda conducta humana a la que el sujeto o sujetos enlazan un sentido subjetivo, sólo es acción social aquella cuyo sentido se refiere y orienta por la conducta de otros. Desde este punto de vista, no sería acción aquella que realizamos siguiendo un sentido puramente individual, que no es compartido por los otros, o lo que es lo mismo, que no es colectivo (pudiendo ser social en su formación). Cada uno de nosotros puede encontrar ejemplos en la vida cotidiana (y en uno mismo), ya que asociamos a muchas de nuestras conductas (habituales u ocasionales), un sentido al que los otros no tienen necesariamente acceso y que no se refiere necesariamente a la conducta de otros.
Esta diferencia no me parece importante sólo desde un punto de vista analítico, puesto que también tiene consecuencias éticas. Implica una especie de vocación totalizante de lo social, que se extiende a casi todos (por no decir todos) los ámbitos de la vida y que nos somete a un control social, tanto externo como interno (interiorizado), hasta en las situaciones más insospechadas. Tomar conciencia de ello es condición necesaria para llevar a cabo una liberación con respecto a las restricciones sociales, en caso de no estar de acuerdo con ellas[4].
Pero volvamos a la distinción originalmente objeto de este texto. Hemos visto que todo lo colectivo es social, ya que la convivencia como grupo implica necesariamente mutuas influencias, aunque sea por la mera presencia del otro. Pero, ¿es lo social necesariamente colectivo? Recuperando la definición weberiana de acción social (que me viene al pelo para la explicación), se deduce que no, ya que, si lo que confiere a la acción su carácter social es el hecho de que su sentido se refiera a y esté orientado por la conducta de otros, entonces lo social tiene como condición necesaria la existencia de significados compartidos (construidos y aprendidos en la interacción social) y de otros individuos, que actúen y que compartan significados con nosotros, pero no necesariamente su presencia física. Como hemos visto, los otros pueden orientar nuestra conducta sin que nos encontremos reunidos efectivamente en grupo con ellos y sin que pertenezcamos necesariamente a un mismo grupo social (reconocido subjetivamente, como la familia o el grupos de pares, o no, como puede ser la clase social). Esto lo permite fundamentalmente el hecho de que nos encontramos inmersos en un proceso de socialización continuo, en el que aprendemos normas de grupos de pertenencia y de referencia, interiorizamos expectativas sociales sobre conductas propias y ajenas, interiorizamos “otros significativos” (aquellas personas que más nos marcan o influyen en nuestra vida), etc. Son los Otros del Infierno de Sartre, que ya no ejercen su influencia sólo de forma directa y externa sobre nosotros (estando con ellos, en grupo) con el peso de su mirada, sino también a través de su mirada interiorizada, que nos marca el deber hacer desde dentro de nosotros mismos.
Por tanto, parece que todo lo colectivo es social, pero no todo lo social es colectivo, puesto que la vida grupal no puede prescindir de la acción social y puesto que la vida social puede darse hasta cierto punto sin la vida grupal y la presencia inmediata del otro. Por ello, la distinción entre ambos términos parece tan necesaria como la comprensión de la compleja relación que se da entre ambos ámbitos de la vida.
Ahí queda para la reflexión. No es más que una digresión algo desordenada que desarrolla mis primeras intuiciones sobre el tema, que venían revoloteándome por la cabeza desde hace un tiempo. Creo que aún queda más que decir sobre el tema y espero críticas y aportaciones.

Javier Rujas Martínez-Novillo
Madrid, 18 de junio de 2007
[1] Cuando digo que se excluyen, me refiero al plano puramente teórico de las definiciones, sin entrar en sus interrelaciones reales. Definirlos analíticamente como elementos independientes es el paso previo para estudiar empíricamente su interacción.
[2] Es una obra de teatro cortita (50 páginas) en la que Jean-Paul Sartre imagina un original Infierno para tres personajes que acaban de morir. No quiero dar detalles para no destriparos la historia, pero merece la pena leerla.
[3] ¿Acaso un acto tan personal como nuestro aseo íntimo no está condicionado por normas aprendidas, por las expectativas de conducta que proyectamos sobre los otros en cuya presencia vamos a estar (mujeres por ejemplo)? ¿Acaso no pensamos en el otro cuando nos masturbamos en la soledad de un rincón oscuro de nuestra habitación? (joder que tétrico me ha quedado)
[4] Creo que esta aclaración es clave, puesto que no puede haber libertad humana fuera de la sociedad y la cultura, que constituyen el mundo propio de los hombres, su particular forma de realizarse y que les diferencia de los animales. Defender un especie de libertad salvaje o animal a estas alturas resulta anacrónico a la luz del avance del pensamiento y, en especial, a la luz de las consideraciones de la sociología. Como diría Simmel, la libertad no es un estado del individuo aislado que niega el vínculo social, sino una actividad sociológica, una continua liberación del individuo en el sentido de la adquisición de mayor independencia con respecto a los lazos sociales y como relación de poder con respecto a otros. Aunque, la libertad no es sólo independización con respecto a lo social. Puede ser también creación de nuevos lazos sociales o libre sometimiento a las normas sociales con las que se está de acuerdo. Dejemos el terreno de la definición de la libertad, que excede en complejidad las humildes intenciones de este escrito. En todo caso, no toda liberación del individuo con respecto a lo social tiene por qué ser deseada por éste.

Javier Rujas Martínez-NovilloMadrid

9 comentarios:

Adrián Ruiz Ibáñez dijo...

Javi, todas las acciones están mediadas por el "lenguaje". El lenguaje, es una construcción social, por esto la conciencia individual no la crea el individuo solo la selecciona .Y en tanto que la conciencia se crea en esa trofolaxis social que es el lenguaje la conciencia nunca puede ser individual. Lo que no significa que no exista una conciencia subjetiva que es la que se encarga de seleccionar ese lenguaje. Tras toda esta larga argumentación lo único que quiero dejar claro es que el individuo no crea su conciencia por su cuenta la crea como parte de un sistema y no es, si no es dentro este .Es decir la conciencia individual no existe por si sola solo existe dentro de una mayor por lo cual la conciencia individual es complementaria no opuesta a la colectiva, ya que esta también es parte de la social. Esto nos dice que la definición de Durkheim es errónea.
Además también es falaz la definición de la academia de lo colectivo ya que si el lenguaje actúa de igual manera lo colectivo solo es una selección de lo social .Por lo tanto no le pertenece a el aunque el lo utilice .De la única que se puede hablar en términos de pertenecía es de una sociedad.
Adrián Ruiz Ibáñez

Rujettoïde dijo...

Bueno mákina, como escribo en el texto, la conciencia es un producto social (además citando a tu amigo Marx, Ideología Alemana), así que estamos de acuerdo. Pero en lo de que no hay conciencia individual precisamente creo que la distinción que pongo en el texto es muy útil, entendiéndola únicamente como distinción teórica. Digo que si, por definición, lo colectivo es propio de un grupo y lo individual del individuo solo, entonces se pueden distinguir fenómenos individuales y colectivos sin que por ello dejen de ser sociales. Mientras que lo individual y lo colectivo se refieren al criterio del número (1 o varios), lo social se refiere al ámbito más complejo de las relaciones sociales, que, como quería expresar, se inmiscuyen hasta en lo que creemos más individual (en tus términos sería decir que lo social no depende del criterio puramente númerico, sino de aquello que produce el sistema social). No se cual es la definición exacta de Durkheim, yo sólo he cogido las palabras tal cual las recordaba para usarlas de ejemplo. No entiendo el resto de tu crítica, pero me parece que en el fondo estamos bastante de acuerdo. Échale otro ojo al texto xq creo que vamos en la misma línea wapetón.

enbraxe dijo...

1. IRREDUCTIBILIDAD. En torno a lo que comentaba Adri, y que también era mencionado por Javi, la acción individual como abstracción del individuo aislado y casi omnipotente es una coña que no se la cree nadie. Pero, ¡cuidado! la acción social como abstracción, o la acción individual como mera correa de transmisión de lo social, tampoco.
Me explico, Miguel Beltrán -que es bastante holista-, dice que hay una irreductibilidad explicativa entre lo social y lo individual; es decir, no es posible explicar todo desde la sociología sin dejar un reducto cuya explicación es psicológica y viceversa. Posiblemente esto se deba a las limitaciones que el conocimiento tiene per se, por eso siempre hay que asirse en una seri de premisas de las que se parte a la hora de explicar las cosas -el individuo instrumental y egoísta, en la mayoría de los casos; pero también el individuo civilizado-. La complejidad -el caos, diría mejor- social es susceptible de explicación porque "inventamos" fórmulas que nos las expliquen. En ese sentido ontológico, la clase social no existe. Ahora bien: cuando vamos y nos encontramos con que los obreros visten y hablan de una manera dada, los burgueses lo hacen de otra -por ejemplo-, no nos queda otra cosa que "ver" las clases sociales. Su potencial es puramente explicativo, de la acción individual tan caótica. Y eso me vuelve a llevar a la irreductibilidad, mientras no seamos capaces de explicar todas las implicaciones sociales de una acción individual -tarea imposibles-, podremos hablar en clave totalmente determinista.
Lo útil del concepto "acción individual" radica en que en sí misma encierra un reto para los sociólogos, significa "arreglese usted con este hecho y expliquemelo en clave simplificadora desde la sociología".

2. Javi, WEBER EN EXCESO ES MALO! -parece que las campañas de la DGT tienen poca influencia sobre tí-.
a. Creo que la definición de la RAE no la haces extensible en todos sus efectos, por eso llegas a afirmar que "no todo los social es colectivo", pero si todo lo colectivo es social. Ampliemos.
Las tierras comunales, el brazalete con la estrella de Israel, el tatuaje recordatorio de la estancia en la marina son colectivos porque pertenecen a una agrupación de individuos, hasta ahí: de acuerdo. Son acciones enclasantes -hacen "clase", en su sentido amplio- que se combierten en propiedades -bienes significativos-.
b. ¿cuál es la diferencia entre fenómenos generados por un grupo de individuos -colectivo- e interacción social -sociedad-? Creo que te refieres a que lo colectivo se crea en grupo -digamos en una asamblea- mientras que lo social se crea en lucha/ negociación -digamos el convenio colectivo-. Lo primero colectivo -se crean en comunión de individuos-, lo segundo social -se crea a partir de la acción agregada de ambos-. Si vamos a Durkheim -porque es un debate entre escuelas- la diferenciación no es tan clara. La sociedad no es mera agragación de individuos, o de sus acciones, la sociedad es una "cosa" sui generis, es algo que se impone a esos individuos, si bien -y esto no lo toma en cuenta Durkheim pero si Weber- a partir de esas "reglas de juego" se operan los cambios, a través de las acciones. En ese sentido, lo social es colectivo, porque la acción agregada de los individuos está determinada por éstos en tanto en cuanto son "clase". No es casual -ni siquiera promarxista- la importancia que para la RAE tienen "las contiendas entre unas clases y otras" -y eso es tanto interacción como agragación-, ya que "en última instancia", las acciones individuales agregadas son fruto de diferenciación colectiva, grupal, de clase.
Además de eso, de acuerdo con la clásica concepción de asimilar nación-sociedad, para que las acciones individuales repercutan entre sí en forma de sistema debe partir de una comunalidad de algo: el idioma, el sistema métrico, el dinero. La "conquista" de América por los europeos -una contienda entre colectivos diferentes- sólo es efectiva una vez que los indios asumen que las pistolan matan, lo cual es la premisa fundamental para que haya conflicto: esa comunalidad, ese conocimiento colectivo, las reglas de juego. De modo que todo lo social es también colectivo. (Imagino que no estarás de acuerdo)
Para acabar resaltar que sí es verdad que con la modernización hay crisis de lo colectivo, precisamente la mayoría de los autores entienden por sociedades las sociedades modernas frente a las comunidades -eminentemente colectivas-. La anomia es una perdida de lo colectivo, que ¡ojo! no de lo social. Por eso la preocupación de Durkheim por la educación. Parsons decía que a medida que las sociedades se desarrollaban la estructura social cobraba más peso que la cultura, creo que no es errado asociar la primera a lo social y la segunda a lo colectivo. Por tanto, cuidado con las afirmaciones muy rotundas en torno a como SON las cosas ya que igual nos enteramos que en la medida en que las cosas son, los bosquimanos no lo son (1).
3. UNA ALTERNATIVA ANALÍTICA. Es una propuesta, a ver si estais de acuerdo.
a. Perspectiva macro -sociedad-. Estudia la agregación de acciones, que cojen forma de sistema. Parsons, Marx (el del Prefacio)
b. Perspectiva meso -colectividad-. Estudia lo colectivo, lo compartido -cosmovisión, lenguaje, símbolos, etc- por más de un individuo. Merton, Marx (el clasista, el del Manifiesto), Durkheim.
c. Perspectiva micro -individualidad-. Weber, conductismo.

Una nota en torno a Weber: trata de explicar lo macro desde las motivaciones de las acciones individuales. Yo creo que se olvida totalmente de lo meso, es decir, en el caso de la ética protestante no sabemos porque ésta triunfa, el Marx clasista tiene una respuesta, Norbert Elias también.
Otra nota, para recapitular: i-r-r-e-d-u-c-t-i-b-i-l-i-d-a-d, y un poquito de humildad, que viene a ser lo mismo.

(1)Bien es sabido por todos que a mi me la pelan los bosquimanos, pero a menos que no queramos decir que no son humanos debemos tenerles en cuenta a la hora de hacer esas definiciones.

Asier Amezaga (de vuelta en casa por navidad)

Rujettoïde dijo...

Veo que vamos entrando en calor. Voy a intentar contestar a Asier de alguna manera (xd). Veamos:

- Lo colectivo como criterio numérico:
En el texto, establezco el número como criterio de definición a priori, lo cual es perfectamente contestable porque no deja de ser mi elección (si bien se basa en definiciones preexistentes). Simplificando, la distinción que hago es esta: lo colectivo se da cuando hay más de un individuo (a diferencia de lo individual) y se basaría por tanto exclusivamente en el criterio del número, mientras que lo social se da cuando median relaciones sociales, independientemente del número de individuos. Lo social se basaría por tanto en un criterio cualitativo o de contenido, mientras que lo colectivo se basaría en un criterio cuantitativo. Digamos que, siguiendo esta línea, un fenómeno colectivo pueden ser unos amigos tomando cervezas o unos desconocidos en el ascensor del Corte Inglés. Lo colectivo no exigiría así una comunidad ni tener ninguna clase de vínculo grupal en el sentido de grupo social (de pertenencia, de referencia, de pares,…), sino que exigiría únicamente una agrupación en un sentido meramente estadístico. Al menos esta era mi propuesta. Otra cosa distinta es el análisis que con estas categorías se haga de la realidad social. En todo caso, me parece importante tener definiciones claras para poder hacer un análisis riguroso.

- La cuestión de la relación entre lo colectivo y lo social:
Cuando digo que lo social no es necesariamente colectivo es porque se extiende a la acción individual, pero conviene precisar que su condición previa y necesaria la existencia de varias personas (aunque no suficiente) . Sin entrar en las míticas especulaciones sobre el origen de la sociedad, parece obvio decir que si no hay varios individuos (hecho colectivo) no puede haber sociedad (hecho social). Sin embargo, esto no quiere decir que todo lo social sea colectivo.
Pero Asier tiraba por otro lado. De tu crítica se desprende que nuestra definición de lo colectivo no coincide. La tuya incluye elementos sociales (lo compartido,…) más allá de la mera agregación estadística de individuos. Yo los había excluido de la definición porque me parecían fuente de confusión. Creo entender que identificas colectivo con comunidad. Quizá tengo una idea muy amplia de lo social. Supongo que habrá que valorar la utilidad de las definiciones y tomar partido. Por otro lado, yo no identificaría lo macro con social, lo meso con colectivo y lo micro con individual (me suena a psicología social por cierto), porque me parece que resultan confusas y quizá algo forzadas. Lo macro, lo meso y lo micro designan distintos niveles de especificidad o amplitud de los fenómenos (el uso de una lente más o menos alejada de los detalles), y no creo que lo social, lo colectivo y lo individual sean reductibles a este criterio. Si bien lo individual y lo colectivo podrían encajar con esa idea en el sentido de que cuanto mayor es el número de individuos más general y menos específico es el fenómeno. Sin embargo, me parece que lo social no es reductible a ninguno de esos niveles, ya que los atraviesa todos (sin por ello reducirse todo a lo social, como indicas empuñando a tu acertada amiga la Irreductibilidad). Lo micro/individual no es totalmente ajeno a lo social, como ya me he cansado de repetir. Lo compartido
Por otro lado, prescindo de la segunda parte de la definición de lo social que hace la RAE (lo referente a las clases sociales), no porque no esté de acuerdo con su importancia, sino porque creo tan obvia su pertenencia a la “sociedad” que me parece totalmente innecesario hacer una mención aparte en la misma definición. Creo que la clase social (como su nombre indica) se refiere a un conjunto de fenómenos sociales (propiedad de medios de producción, división del trabajo, lenguaje, estilo de vida, formas de consumo,…), que no tiene porque manifestarse de forma colectiva (entendiendo colectivo como ya he dicho). La clase social se refiere a un grupo social definido por unas características que el observador establece como comunes a sus miembros. Se traduce en formas de pensar, sentir y actuar que no se dan necesariamente en grupo. La conducta individual manifiesta clase social. La clase social no conlleva necesariamente acción colectiva (acción grupal, intencionada y consciente), pero si acción social (definición weberiana). Esto se corresponde con la distinción marxiana entre conciencia en sí o para sí (de clase). Otro ejemplo más a mi parecer de que no todo lo social es colectivo.

- Sobre Weber:
Lo de la ética protestante no se yo si es del todo como lo planteas. Me parece que la descripción y análisis de las creencias religiosas que hace Weber para establecer la relación entre ética protestante y espíritu del capitalismo no se deshace de “lo colectivo, lo compartido -cosmovisión, lenguaje, símbolos, etc- por más de un individuo”. Al contrario, creo que su investigación se centra precisamente en esa dimensión: estudia las distintas creencias religiosas del protestantismo y sus derivados, es decir, un elemento cultural (compartido) del que se derivan actitudes y comportamientos individuales. Por otro lado, dudo que se le pueda acusar de reducir lo social a lo individual o lo macro a lo micro. En todo caso, se le podría echar en cara que su definición de la sociología y de su objeto (la acción social) excluye de lo que tú has dado en llamar lo macro: no es que lo reduzca a otra cosa, sencillamente se centra en otro plano, que, por el motivo que sea, le parece el fundamental. No creo que sea motivo para desterrarle, xd. A otros se les critica por lo contrario. En cualquier caso, no creo que se deba olvidar o condenar a los fundadores.
De todas formas creo que es obvio que le has pillado cierta manía a Weber, quién sabe si porque te has tomado el famosos chiste al pie de la letra o porque, al parecer, sientes infravalorado a Durkheim. Ambos merecen atención.

Rujettoïde dijo...

Al leer mi última intervención he visto muchas erratas y alguna frase inconclusa. Espero que no dificulte la comprensión. Mis diculpas. No lo revisé antes de colgarlo.

enbraxe dijo...

El criterio numérico -relativo a más de un individuo- a la hora de definir lo colectivo frente al cualitativo de lo social -interacción social- es un punto del que se puede partir. Creo que de aquí a entender lo colectivo como "lo compartido" hay un paso. 1) Si definimos colectivo como más de un individuo, estamos metiendo a varios individuos en un mismo saco. Hasta ahí, no problem.
2) Esto (1) es una acción analítica. Para ello debemos utilizar unos criterios por los cuales ASOCIAMOS unos individuos a otros (=asociación de individuos a un grupo(=un hecho objetivo))
3) Esta asociación puede ser establecerse desde los mismos sujetos o desde los científicos sociales -que lo podrán llamar "asociación objetiva", al margen de las voluntades de los individuos". Se trata de una entidad reconocida por sus miembros o no reconocida -latente o lo que sea-. Por tanto, nos importa un pito, en principio, si los obreros tienen o no conciencia de clase, si nos guiamos por los salarios; al igual que nos importan un pito los salarios si nos guiamos por la conciencia de clase. (Clase es un termino muy cliché, pero entiendase éste en toda su extensión.)
5) Una cosa es el uso que los individuos hagan de sus roles -en tanto en cuanto colectivo-, pero el individuo "los lleva en cima". Por poner un ejemplo típìco: un trabajador tiene el carné del PC, el de la empresa, el del club de mus, el del Athletic, el DNI español y la Travel. Él los lleva todos en la cartera, si le para la Guardía Civil enseñará el DNI, pero para entrar en San Mamés, le vale con el carné del Athletic. Hace uso interesado de los mismos, pero los lleva siempre encima, porque él es sus diferentes carnés.
4) Los cirterios según los cuales se dice que están asociados, se dice que forman un grupo, son un colectivo, por tanto, pueden ser porque ellos nos lo dicen o porque nosotros lo decimos -es objetivo o admitido por la comunidad de cientficos (Manheim)-. Pero en ambos casos nos basamos un mismo criterio: tienen algo en común. Perdón por el ejemplo, pero es que simplifica las cosas: un vasco nacionalista euskaldun (=que habla euskera) y otro nacionalista no euskaldun pertenecen al mismo colectivo; mientras que un no euskaldun nacionalista y un no euskaldun nacionalista también lo hacen. Estamos hablando de dos formas de asociación (compartir una lengua o compartir una ideología política) no excluyentes y que forman colectivos, grupos. Todos ellos forman parte de lo que se ha llamado sociedad vasca (si bien se pudiera hablar de "nacionalismo metodológico", léase Beck). La sociedad vasca, partiendo de esta dicotomía muy simplificada, sería fruto de las acciones de los individuos en función de los dos criterios de agrupación: tanto hacia el endogrupo como hacia el exogrupo, en sus diferentes combinaciones.
5) Si hemos definido lo social como "interacción social" (y es redundante), sólo nos cabe decir que lo social es la interacción entre los colectivos, en sus dimensiones internas y las externas. No es mero consenso, ahí median relaciones de poder y consecuencias no deseadas, entre otros. No se quién dijo que, al fin y al cabo, la estructura social se traducía en estratificación social, pues amén!

Ahora bien: volviendo a la "irreductibilidad" -que a ambos nos ha molado-, no podemos decir que lo individual es mera correa de transmisión de lo colectivo. Pero aunque no podamos dar cuenta de ello, a mí solo me queda decir que el individuo no se inventa "carnés", que se los dan en alguna oficina. Ahora bien, los individuos actuaremos siempre de forma dispar porque la "ambigüedad" mediante la cual interiorizamos lo colectivo hace que no podamos compartir todo con nadie, más aún cuando la sociedad es compleja. Por eso: a medida que la complejidad es mayor la cultura (típica objetivación de lo grupal) pierde fuerza, mientras que la estructura social aumenta, crandose más subculturas e individualidades (tan complejas las relaciones que su combinación sólo se visualiza en un individuo).

Para acabar, lo colectivo puede englobar a una parte de la sociedad o a toda la sociedad. Idealmente, en la solidaridad mecánica todo es colectivo, pero en la solidaridad orgánica puede haber fenómenos colectivos que engloban a toda la sociedad. Especialmente los fenómenos relativos a la ciudadanía. Otra idea a debatir: yo creo que la ciudadanía, a través de la instancia estatal, es un intento de igualar lo colectivo a lo social. Otra idea, o más bien un convicción: la validez del dinero es colectiva en TODA la sociedad, y es curioso porque ese es el previo de la interdependencia social en una sociedad capitalista.

Asier

enbraxe dijo...

El texto me dejó con ganas. Antes de abordar nada es necesario arreglar el pantanal en el que nos metimos, en los diferentes comentarios, creo yo, se fraguó una guerra de escuelas. En los comentarios hubo dos definiciones de lo colectivo:
- lo colectivo como manifiesto defendida por Javi (“La clase social no conlleva necesariamente acción colectiva (acción grupal, intencionada y consciente), pero si acción social (definición weberiana). Esto se corresponde con la distinción marxiana entre conciencia en sí o para sí (de clase). Otro ejemplo más a mi parecer de que no todo lo social es colectivo.”) Así, para que definamos algo como colectivo, debe ser reconocidos por los sujetos como tal. Esto nos lleva al individualismo metodológico –de verdad: sin acritud-, que entiende la dinámica social como fruto de la agreación de acciones individuales, en este caso, de lucha de clases abierta, de la clase para sí, que toma el palacio de invierno.
- lo colectivo como latente defendida por mi (“Esta asociación puede ser establecerse desde los mismos sujetos o desde los científicos sociales -que lo podrán llamar "asociación objetiva", al margen de las voluntades de los individuos. Se trata de una entidad reconocida por sus miembros o no reconocida -latente o lo que sea-. Por tanto, nos importa un pito [sic], en principio, si los obreros tienen o no conciencia de clase, si nos guiamos por los salarios; al igual que nos importan un pito [re-sic] los salarios si nos guiamos por la conciencia de clase.”) Es la propia dinámica de clases en sí la que explica la sociedad, en este caso, el comunismo vendría como consecuencia de la tendencia descendente de la tasa de ganancia que es fruto de la propia estructura de clases y no del empoderamiento de la clase obrera. Es una explicación en términos funcionales, holismo metodólogico. Desde esta perspectiva, lo colectivo puede englobar lo social, cuando Durkheim dice que cuando los salvajes rinden culto a sus dioses se rinden culto a sí mismos.
Doy por superada esta guerra de escuelas, como decía Javi, la discusión sólo podía pivotar en torno a las definiciones ya establecidas para ser productiva. Dentro de cada definición las conclusiones son válidas.
Creo que hemos llegado así a vislumbrar dos perspectivas.

Todo esto iba a ser un comentario nuevo para a partir de esto analizar a Bourdieu y a Simmel, en torno a la moda. Lo dejo aquí, en el consenso que, creo, suscribimos, ya que voy a elaborar este tema de manera más amplia de lo que iba a hacerlo antes.

enbraxe dijo...

Estoy leyendo a Merton (Teoría y estructura sociales) así que podeis esperar chapa para rato. A lo que iba: he encontrado una afirmación de Merton que toma, claramente, partido por una de las dos perspectivas. Además se enlaza bastante bien con su perspectiva de función latente. Creo que es interesante reproducirla (contexto: Tipos de adaptación individual: “I. Conformidad”):
“En realidad, sólo porque la conducta se orienta en forma típica hacia los valores básicos de la sociedad podemos hablar de un agregado humano como constituyente de una sociedad. A menos que haya un depósito de valores compartidos por individuos que se influyen mutuamente, existen relaciones sociales, si pueden llamarse así a las interacciones desordenadas, pero no existe sociedad.” (pág. 219)
Afirma, por tanto, que debe haber un poso común compartido –que es, creo yo, la perspectiva en la el texto se inscribe- para que hablemos de sociedad, en este caso, manifestada por la acción guiada por metas culturales similares y/o medios institucionalizados. Por eso, se asemeja a la definicioón tradicional –decimonónica- de la sociología y la ciencia política de definir la sociedad inscrita en un marco nacional-colectivo, de definirla a partir de una serie de elementos que se comparten.
No encaja, no obstante, con ninguna de las definiciones que nosotros hemos empleado al diferenciar sociedad de interacciones sociales, ya que de acuerdo con Weber, para que haya interacción social, es decir, multiplicidad de acciones sociales debe haber un mismo código. Precisamente por eso, las llama interacciones desordenadas con muy poco convencimiento (“existen relaciones sociales, si pueden llamarse así a las interacciones desordenadas”). Creo que coincidimos en que no se lepuden llamar relaciones sociales.
Por otro lado, el tipo ideal IV. Retraimiento (“los psicóticos, los egoistas, los parias, los proscritos, los errabundos, los vagabundos, los vagos, los borrachos crónicos y los drogadictos”):
“Para la sociología, éstos son los verdaderos extraños. Como no comparten la tabla común de valores, pueden contarse entre los miembros miembros de la sociedad (a diferencia de la población) sólo en un sentido ficticio.” (pág. 232)
Creo que es muy interesante, ya que visualiza el campo que un sociológo –por falta de herramientas conceptuales- no podría analizar. Así, esta gente estaría al margen de la sociedad, por no formar parte del colectivo cultural de la sociedad. Claro que ha habido muchos estudios, a partir de los 70, en torno a las subculturas, identificandoles con un colectivo que tiene sus propias reglas.
Esas limitaciones tienen su origen en la concepción de Merton de la sociedad como algo fruto de elementos colectivos compartidos. Para él, uno de los requisitos para el análisis funcional sería el siguiente (Funciones manifiestas y latentes):
El requisisto fundamental es que el objeto de análisis represente una cosa estandarizada (es decir, normada y reiterativa), tales como papeles sociales, normas institucionales, procesos sociales, normas culturales, emociones culturalmente normadas, normas sociales, instrumentos de control social, etcétera.” (pág. 125)
Es decir, normas, normas y normas, de origen institucional –desde las de la institución estatal hasta del club deportivo-. Hablamos de hechos sociales en el sentido durkheimiano (Las reglas del método: “es cosa todo lo que está dado, todo lo que se ofrece o, más bien, se impone a la observación. Tratar los fenómenos sociales como cosas...”), es decir, en su externalidad, en tanto que fruto de una institución. En este caso, lo social analizable por la sociología sería colectivo, poque implica un marco común de referencia, si los actores lo interpretaran de diferente manera, no podríamos tomarla como “cosa”. Tampoco excluye a Weber –a pesar de que haya dicho lo contrario-, porque precisamente el metodo comprensivo, verstehen, para el análisis sociológico cumple la función de homogeneizar las acciones en función de su sentido –convertirlos en dato-, de modo que la comprensión no es más que la adquisición del marco de referencia reglado de los sujetos sociales a fin de poder entender la interacción social.
En lo que al caso del “retraimiento” se refiere, Merton afirmaba que era extraño a la sociología, ahora bien, si en los casos de “retraidos” nos hallaramos frente a acciones pautadas podríamos hablar de un colectivo de retraidos. Wolfang y Ferracuti hablaran de subcultura de la violencia, Baratta de subcultura carcelaria, etc. Pero sólo en la medida en que inscribamos sus acciones en unas instituciones comunes –colectivas- podremos analizarlos como sociedad.

Algunas reflexiones que, me parece venían al pelo de lo que veníamos comentando, sigo dandole vueltas a ver si podemos encontrar un punto común a las dos perspectivas, o si nos quedaremos en la dialéctica gallega.

Asier Amezaga Etxebarria
(el pesau de Merton, me llaman)

Anónimo dijo...

Interesante articulo, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)