jueves, 7 de junio de 2007

* Posibilidad de Conocer, Ciencia y Realiad

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A continuación os cuelgo el texto que realicé para antropología en el que abordo algunas cuestiones útiles para nuestro análisis: (s0bretodo punto 1 y 3) el punto 0 es muy personal y como veís se titula una explicación no es muy riguroso.
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0. Una explicación sobre el origen del Ser Humano

El ser humano, que por encima de todo y antes que nada, es un animal social, pues este es el “espacio” en el que el nace, crece, se reproduce y muere. Desde el principio el ser humano se mostró especialmente eficiente para innovar y trasmitir los conocimientos perfeccionando sus técnicas generación a generación, milenio a milenio, gracias a su aspecto biológico-genético y cultural, en este último plano destaca la gran habilidad imitativa que actúa mediante un proceso de transmisión cultural dentro del grupo como una “cualidad aprehensiva” en la que el individuo no solo aprende a utilizar determinada herramienta como resultado de una cadena conductista de estímulo respuesta sino que elabora, determina, juzga y adapta su conocimiento-habilidad al medio, generando experiencia.
Todo este proceso va parejo del desarrollo del lenguaje la mejor y más elaborada herramienta del Ser Humano, sin duda su ventaja comparativa superior con respecto al resto de las especies, el ser humano se relaciona, construye significado en conjunto. Como consecuencia también es capaz de abstraerse de su situación material presente “in media-rex” (autoconciencia) para desplazarse intelectualmente a un “espacio psíquico” de planificación, a partir del manejo de conceptos abstractos (lenguaje), que le permite realizar hipótesis de futuribles de acción. Esta capacidad de abstracción/planificación puede realizarse también en grupo, o ser comunicada a otros, pudiendo construir acciones colectivas, que en un progreso acumulativo permite la creación de técnicas, pautas de acción que poseen una ligazón entre elaboración práctica y abstracta.
El tercer elemento desarrollado en interacción con el anterior y es el cerebro como órgano que regula las funciones del organismo y la respuesta de este con respecto a los procesos internos y los procesos externos. El cerero es también el órgano en el que se encuentra el motor de la acción racional, que no es más que un nivel superior respecto a la acción impulsiva/instintiva. Su gran cualidad es que posee la potencialidad de las habilidades de sus ancestros (heredadas genéticamente y culturalmente) que en su experiencia individual modifica, desarrolla, innova… lo que permite un continuo evolutivo
[1] en el desarrollo humano. El cerebro es el nexo de unión de biología y cultura, de individuo y sociedad, en definitiva es la especificidad de la naturaleza socio-biológica del ser humano y el también y ligado a lo anterior el motor del lenguaje, que es a su vez el pilar de la cultura, que gracias a las cualidades desarrolladas por la especie humana (antes citadas) han hecho del ser humano lo que es, es decir el único animal con un universo cultural complejo.
Podemos concluir este apartado diciendo que el ser humanos es social, posee sofisticadas capacidades entre ellas el lenguaje, que permite un universo cultural y que todos estos procesos tienen su reflejo en el cerebro, en todo el soma, en tanto que también es biológico, es decir la división cuerpo y alma es un constructo occidental que es necesario derribar si queremos acercarnos a una explicación más o menos integradora del ser humano. Finalmente el ser humano no es lo que es sin su capacidad de conocimiento, de aprender.


1. la evlolución de las cocepciones occidentales,
la construcción de la perspectiva Y EL CONTEXTO.


Nuestra cultura, nuestra historia, el momento que nos ha tocado vivir y en definitiva nuestras circunstancias determinan nuestros focos de interés de conocimiento, así en distintas épocas ha habido distintas preguntas pero con el tiempo todas estas cuestiones “historizadas” conforman nuestro conocimiento, nuestra personalidad y nuestra forma de mirar al mundo. La mayoría de las veces estas cuestiones se pasan por alto y se cree que determinada realidad es absoluta y total por haber sido elaborado con un proceso metodológico que la insufla tal cualidad. Pero es necesario dilucidar el origen de nuestros métodos, y nuestras prenociones:

En la antigüedad griega se forjo el punto de inflexión que determinaría las particularidades del mundo occidental, con los primeros presocráticos (Demócrito, Tales de Mileto, Heráclito…) se rompió la división entre hombre y naturaleza, así el hombre cambia su percepción con respecto a su entorno y busca el origen de los elementos, es decir cree que posee la capacidad de conocer por que los fenómenos se comportan con cierta regularidad similitud, o por que su logos le empuja a pensar que ha de haber un principio constitutivo. Esta actividad intelectual supone una de las primeras particularidades la división entre sociedad y naturaleza.

Posteriormente Platón elabora con su pensamiento una nueva vía, asumiendo la división anterior establece que el ser humano mediante la indagación de su logos es capaz de captar los principios ideales, es decir no solo hay un principio constitutivo sino que este está en todo lo que nos rodea y está también en nuestro interior y además es cognoscible, ahora bien está naturaleza cognoscible no es material sino abstracta y superior si cabe. Esta elaboración no solo refuerza la división naturaleza y sociedad sino entre sociedad e individuo.

Las comunidades estoicas, las sectas orientales determinan junto con el anterior autor las bases de la religión cristiana escindida de la religión Judía. Lo más significativo es que se asumen todos los planteamientos anteriores pero se introduce la idea de que el hombre es material y también espiritual, y esta espiritualidad es de carácter divino, es decir el hombre es medio divino medio humano. Se establece de forma clara (a los ojos de la historia) la división entre individuo biológico e individuo psíquico.

La edad oscura y la edad media parecen reforzar estos posicionamientos, estas visiones sobre el ser humano, no es hasta el renacimiento, con el desarrollo del humanismo y posteriormente con la reforma protestante y especialmente con la revolución científica del siglo XVI y XVII cuando se producen nuevas vías determinantes de nuestra forma de comprender, de conocer. De esta forma la matematización de la naturaleza y la convicción de que existen leyes (regularidades y constantes) cognoscibles mediante el método científico, mediante la razón a partir de la observación y la experiencia. No se hizo en esperar los intentos de aplicación de los métodos de las ciencias naturales a las ciencias sociales, olvidando entre otras cosas que en el estudio del hombre objeto y sujeto se identifican como un “sobjeto”, que el ser humano no responde igual ante distintos estímulos y en definitiva que aunque podamos aceptar que existen leyes en la naturaleza en las ciencias sociales a lo sumo puede haber teorías explicativas.


2. EL EQUIPAMIENTO BIOFÍSICO DEL SER HUMANO
Y LA FRAGILIDAD DE NUESTRAS REALIDADES


Hemos visto más arriba como nuestra cultura, en este caso occidental, determina nuestra forma de concebir la naturaleza, el mundo, el ser humano… sin embargo no podemos olvidar lo más importante, que nuestra forma de conocer es a demás de un proceso social un proceso biológico, es decir nuestro equipamiento determina nuestra forma de percibir, y hablamos de nuestros sentidos y del cerebro, hablamos de nuestra capacidad.

Nuestra concepción de la realidad es muy frágil, ya que a pesar de ser muy instrumental no es total ni absoluta, los seres humanos hemos construido nuestra realidad mediante nuestros sentidos, y diría más en nuestros sentidos. Hoy y apodemos saber que en el reino animal no todos comparten las mismas frecuencias de onda en sus sentidos, que no todos tienen los mismos sentidos que nosotros y que no todos priman unos por encima de otros al igual que nosotros, pero diría más, aún no sabemos que hay formas de sentir, aparatos sensitivos distintos a los nuestros. Por todo ello nuestra construcción de la realidad es tanto física-biológica como social, pues podríamos haber primado por encima de la vista por ejemplo el oído y en lugar de ver el espació podíamos primero haberlo “escuchado”, o haber buscado olores…

En definitiva nuestro instrumento sensitivo determina nuestra realidad así como nuestros instrumentos metodológicos determinan la realidad científica, hablamos de una doble determinación constructiva significante que trasciende por mucho las posibilidades de una realidad unívoca, absoluta y compartida por todos los seres. Hablamos por tanto de múltiples realidades, determinadas por nuestros sentidos y construidas socialmente a partir de nuestras concepciones y métodos, que son susceptibles de cambio, revisión y falseación.

Sí nuestra concepción de la realidad es frágil la construcción de la ciencia es cuanto menos social. La objetividad es imposible; pues requeriría la objetivación del propio individuo, es decir salir fuera de sí para observar la situación y aún así no eliminaría su carga valorativa. Por tanto, ¿Sí la objetividad no es la directora de la construcción de la ciencia qué determina la arquitectura del edificio científico, de los métodos y de las producciones científicas, qué es lo que determina la construcción de estos procesos? Pues como ya anunciaba, se rige por un proceso social, arbitrario y meritocrático que requiere de una sofisticada estructura y multitud de instituciones que determina los márgenes normales/medios de la actividad científica. Pero en última instancia se construye con la aportación y la actividad de personas, por ello la construcción de la ciencia está sometida a pasiones, tensiones y conflictos personales, se producen ineludibles relaciones de poder, economías del don y rituales iniciáticos entre otras muchas subjetividades.



3. POSIBILIDAD DE CONOCER



Parece que el camino se acaba aquí dado que estamos limitados por nuestros sentidos, limitados por nuestra cultura y nuestras concepciones, la ciencia ni es objetiva en su construcción ni en sus métodos y toda la producción y conclusiones no son sino resultado de un tipo de realidad que como tal no es ni total, ni absoluta, ni objetiva. ¿Qué posibilidad de conocer nos queda? Y más en concreto ¿qué posibilidad de conocer nos queda en las ciencias sociales, en la antropología? Pues mucho me temo que esta respuesta al igual que la pregunta seguirá construyéndose más allá de lo que en este texto podamos argumentar, pero partir de estas, nuestras certezas, podemos establecer algunos conceptos fundamentales a mi juicio:

Toda la argumentación crítica anterior no hace otra cosa que establecer los supuestos de partida, es decir, establecer los límites de nuestra concepción, de nuestra realidad, en definitiva de nuestros límites biológicos y sociales. Ahora bien, conocer es una habilidad humana y este es un hecho probado y repetido en todas las culturas humanas, así que hay tenemos una primera certeza, todo lo que podemos conocer tiene como punto de partida al ser humano y su perspectiva sobre el entorno, de igual forma a pesar de que cada cultura, cada etnia tenga unas particularidades todos somos seres humanos pues compartimos unas capacidades similares, entre estas el lenguaje y en este la base de nuestra capacidad y necesidad de conocer, de dar explicaciones, de dar en definitiva significados.

Las ciencias, las disciplinas e incluso las costumbres populares no hacen otra cosa que dar significados, atribuir relaciones entre hechos, conceptos o entre ambos. Por tanto la posibilidad de conocer pasa por integrar tantas perspectivas como se pueda sin caer en el imposible, de forma que cada modalidad científica aporte una visión significativa contextualizada para que entre todas formar una macrovisión integradora y coherente de nuestra significación-construcción de realidad.

Investigar es acercase al objeto para o bien atribuirle un significado (etic) o para conocer la atribución de significado que otros le dan a este (emic), reformulando/creando en cualquier caso una nueva creación significativa “la investigación”(
reflexividad). Para ello es necesario la relación, la vinculación con la personas, la conversación, el conocimiento de su cultura (lo suficiente para no cerrarte todas las puertas nada más llegar al trabajo de campo) No quería dejar pasar por alto la importancia de la relación, pues parece que hablando de epistemología olvidamos que todo nuestro mundo pasa por la relación directa e indirecta con otras personas, y por tanto la investigación en ciencias sociales (e incluso en naturales) pasa también por esta relación que es un espacio de realidad construida en la interacción única particular e irrepetible.

Las personas son las protagonistas del efecto/acto de la acción social que se manifiesta en una perspectiva micro, ahora bien la acción agregada en un espacio cultural institucionalizado conforma la perspectiva macro de los hechos sociales, es decir, en la investigación hay que intentar dar cuenta de este proceso; podemos partir de entrevistas, de observación participante, a pequeña escala de no más de uno o una familia de individuos, para después pasar a otros datos a partir de mapas, relaciones sociales, genealogías… para poder relacionar esas historias de vida, o situaciones, con la historia, los censos, las cifras macroeconómicas/sociales… Cada situación y perspectiva tiene sus fuentes y sus métodos de abordaje y es el investigador el que ha de decidir cual es la más oportuna, pero lo que ha de ser común en toda investigación es la voluntad por parte del investigador de interrelacionar los dos niveles de análisis etnográfico macro/micro, pues solo así podemos integrar los procesos para dar cuenta del cambio, la trasformación, las interrelaciones entre los elementos, en definitiva dar cuenta del objeto de la investigación en cuantas dimensiones y visiones seamos capaces dentro de la coherencia y en relación con otras investigaciones, hacia un conocimiento nosológico lo más completo posible.

No se trata mediante la integración de disciplinas científicas y de fuentes y métodos en las investigaciones de realizar un “mapa” de la “realidad” tan grande como la “realidad” misma, sino más bien se trata de intentar dar cuenta del principio de emergencia que conforman las sociedades, de ver las interacciones entre las partes del sistema, que por separado no son nada comparado con el resultado de su interacción. De conocer la orbita de la recursividad de la naturaleza biológica-cultural del ser humano, de aplicar modelos y métodos que nos sirvan para explicarnos en definitiva por qué somos como somos, qué nos hace ser así y qué podemos trasformar hacia lo que creemos más conveniente.
De lo anterior se manifiesta la necesidad de una perspectiva del ser humano antropológica, sociológica, filosófica, histórica, biológica, neurológica… Sin perder nunca de vista que aunque ambas disciplinas interactúen. Sin olvidar que cada una posee su propio campo de acción, es precisamente en los límites difusos entre una disciplina y otra en los que hay que realizar todas las sinapsis que nos sean posibles para conseguir de los flujos interactivos más potencialidad explicativa que de la suma de sus partes.



[1] No positivista, concepto Darwinista.

Christian

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